OPINIÓN: Telepasión

Esta semana me caí de boca en la serie sobre Leticia y Felipe que nos ha puesto Tele5. Está claro que para criticar la cosa hay que mascarla, como si fuera un chicle Bazoka de aquellos que tenían tres pisos. Y reconozco que al principio pensé que era una serie de humor, porque los diálogos te partían el pecho –nadie se imagina gente tan simple en Palacio- y porque los personajes parecían freakis: un Rey imitado como si fuera un monologuista de la Paramount, una Reina carraspeando una erre francesa y el resto del elenco pedaleando como podía por una carretera llena de baches. Sin embargo, debo decir que admiro el valor de los que se han puesto a escribir el guión para hacerlo imágenes, tratando de contar –con más o menos acierto- un hecho muy importante de nuestra Historia. Ya sé que los de Antena3 han quedado mejor con lo de Viriato y que además se lo están restregando a los de enfrente. Pero poner en imágenes la historia de amor de nuestros futuros Reyes tiene su mérito, oye. Sin embargo, lo mismo sus responsables tenían que haber echado un vistazo a las series hacen la tele inglesa y la americana. Los espacios dramáticos sobre la familia de Su Graciosa Majestad tienen gran calidad cinematográfica y un escrupuloso sentido de la fidelidad histórica. El cine para televisión que se realiza fuera, todavía es mejor que el nuestro, con honrosas excepciones, como la serie Cuéntame, que fotografía con gran exactitud la carita de los habitantes de la tierra de Gárgoris y Habidis. Miedo me da cuando cuenten la historia de Jaime de Marichalar y Doña Elena. Ojalá cuando nos sentemos frente a la tele, no sea para sufrir más. Que haya alivio y sálvese el que pueda.