«Teatro que aburre es teatro muerto»

-¿Lo peor de trabajar en verano?-Yo no soporto el calor, y aquí en Mérida cae tela. Pero lo sufro con gusto.-Tiene vacaciones en invierno: menos gente y todo más barato.-Sí, mucho mejor. En noviembre, mis hijos y yo cogemos las mochilas y nos vamos a Grecia. Hay que saludar a los clásicos.-¿Con quién de ellos le encantaría tomarse unas cañas?-Con Aristófanes. Era un crítico feroz. Hoy tendría mucho éxito.-No sé yo: se lleva mucho la sumisión...-Sí, hay cierta acomodación, cierto servilismo. Eso pasa siempre que se depende en tan alto grado de las instituciones.-Le han recortado 400.000 euros del presupuesto del Festival. ¿Qué ha recortado usted?-No he podido hacer pro-ducciones propias.-¿Y se ha bajado el sueldo?-Yo nunca haría eso. Me lo han bajado. Me han hecho solidario con todos los «recortados» a la fuerza.-La imagen más publicada del Festival es Paco León como «Lisístrata»...-Eso quiere decir que funciona el morbo y que será una obra polémica. He buscado eso porque el teatro no puede ser aburrido nunca. Teatro que aburre es teatro muerto.-En el teatro griego de Taormina hacen desfiles de moda...-Qué horror. Los templos sagrados no se deben tocar más que para el oficio sagrado del teatro.-¿Tiene envidia del gran número de jóvenes que arrastran los festivales de rock y pop?-Me dan pena esos jóvenes. No van a escuchar música. Van a beber y a otras cosas. La música es lo de menos.-¿La interpretación que ha hecho el Tribunal Constitucional del Estatut es digna de un gran festival o...?-Es una mala interpretación. Yo les daría uno de esos «antioscar» que se entregan a los peores actores.-¿Cómo quedaría el debate sobre el estado de la Nación en el Teatro Romano de Mérida?-Sería más entretenido porque los diputados se creerían más su papel.-Dicen que ZP se nos presenta ahora como un héroe de tragedia griega...-Es un poco Edipo: el destino le empuja hacia lo ignoto en un juego de ocultamientos. Se está buscando a sí mismo.-Es lo que tiene vivir en casas tan grandes...