Río de Janeiro
«El crecimiento sin medida no es ventajoso»
El nombre de Ramón Tamames lo solemos asociar a la política y la economía. Sobre ambos temas ha escrito infinidad de libros que, por cierto, siempre tuvieron un gran éxito de ventas. Ahora nos llega con «El grito de la Tierra», donde analiza el reto que significa la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Un trabajo en el que se descubre al Tamames más ecologista.
Q¿Qué ha pretendido con «El grito de la Tierra»?
-Situarme y enterarme yo mismo de lo que está pasando en la ya larga y complicada negociación para frenar el calentamiento global y evitar que se produzca un cambio climático desastroso.
-¿Y ha conseguido enterarse?
-Hay muchas negociaciones complicadas, entusiasmos excesivos, pesimismos y dramatismos aún más excesivos, y he sacado una idea sobre cómo está el panorama de agresión a la biosfera y sobre qué métodos legales internacionales se están desarrollando desde la convención marco del cambio climático de 1992 que se celebró en Río de Janeiro. Precisamente yo estuve allí como miembro de la delegación del Club de Roma que presidía Ricardo Díez Hochleitner.
-En su libro asegura que desde la Revolución industrial somos la especie más depredadora. ¿Por qué?
-Depredador no es un insulto, sencillamente he querido decir que hemos crecido demasiado rápido y, aprovechando nuestros conocimientos, lo seguimos haciendo de una forma desmedida. Pero una especie deja de ser depredadora cuando se percata de que va hacia la catástrofe e introduce frenos, raciocinio y métodos de conservación, en este caso de la biosfera, para evitar un excesivo calentamiento global.
-¿Podemos dejar de serlo?
-Por supuesto. Cuando cambiemos del «homus tecnológicus» que quiere aprovechar la técnica para crecer y crecer, y pasemos al «homus ecologicus» que se da cuenta de que el crecimiento sin medida no es tan ventajoso como aparentemente parece.
-¿La gente de la calle está mentalizada para eso?
-Creo que hay una conciencia muy clara que se aprecia en todo. Fíjese, de un tiempo a esta parte los ayuntamientos tienen más parques, usan sensores para ver cómo está el aire de contaminado, observan si se dan situaciones de peligro en los gases que se emiten… A nivel internacional existen muchos acuerdos. De hecho, la Unión Europea es un paradigma de legislación ambiental, en ese tema lo tienen todo legislado.
-¿Y los políticos?
-También. Y hace años que Helmut Khol se convirtió en el ecologista más avanzado de Europa por temor a que los verdes le ganaran las elecciones. Fue egoísmo político, pero el egoísmo también es una fuerza de trabajo. Es lo que se llama la solidaridad egoísta, pero funciona.
-¿Entonces por qué hay países que no cumplen las normas?
-Porque el poder de los lobbys energéticos es enorme en EEUU. Por eso, por muy convencido que esté Obama de que conviene incorporarse al protocolo de Kyoto, no puede hacerlo. Pero sólo es cuestión de tiempo. Al final todos tendrán que cumplirlo.
-¿Algún día podremos recuperarnos?
-Creo que sí, sobre todo porque vamos conociendo mucho mejor el problema. Los científicos más escépticos dicen que ya no tiene remedio, y quizá tengan razón, pero está claro que los métodos que empezamos a utilizar para frenar este fenómeno son buenos.
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