Bruselas
CiU prevé un ajuste de 800 millones en 2013 para cumplir con el déficit del 07%
Mas-Colell desafía al Gobierno: «Pagamos impuestos al Estado y tenemos derecho a usar sus beneficios. Si no, que nos expulsen». El PP pide al Govern que aparque la beligerancia
BARCELONA- La relación entre Gobierno y Generalitat empeora al mismo ritmo que la situación económica. El combate de ambas administraciones contra el déficit de las cuentas públicas amenaza con volar por los aires su colaboración, ya que la Generalitat se siente maltratada por el Gobierno porque no le ha concedido ni una décima más de margen en el camino hacia la consolidación fiscal. De hecho, el nuevo objetivo de déficit establecido anteayer por el Consejo de Política Fiscal y Financiera para las comunidades es del 0,7 por ciento sobre el PIB en 2013 (cuatro décimas menos que el anterior), lo cual, según las estimaciones de CiU, supondrá un recorte en los presupuestos catalanes de 800 millones de cara al próximo año.
La Generalitat no comprende por qué el Gobierno niega un margen mayor de flexibilidad a las autonomías cuando Bruselas ha aflojado la cuerda a España. «Quien mejor puede entender las problemáticas a las que debe hacer frente el Gobierno del Estado es el Govern de Cataluña, pero en lugar de buscar un entendimiento actúan con el ordeno y mando, con una dinámica impositiva y prepotente», criticó el presidente del grupo de CiU en el Parlament, Oriol Pujol.
Más airado se mostró el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, que deploró la estrategia del Gobierno en la lucha contra el déficit por tratar de poner en fila a las comunidades. «El ministro Montoro se piensa que si da golpes de puño sobre la mesa se clarificará el horizonte», dijo en Catalunya Ràdio.
El conseller también arremetió contra la medida de presión ejercida por el Gobierno en cuanto a la obtención de liquidez. «No me crea ningún complejo decir que nuestra liquidez depende del Gobierno porque mientras paguemos impuestos al Estado tenemos todo el derecho a utilizar los beneficios que eso comporta. Y, si no, que nos expulsen», retó.
Su diatriba contra el Gobierno se resumió, esencialmente, en una frase. «En este esfuerzo colectivo queremos ser socios y ser tratados como socios, no como súbitos», exigió el conseller.
En cualquier caso, el Govern se niega a anticipar en qué pueden consistir los nuevos recortes (sería la cuarta tanda de ajustes). «Si los problemas persisten, es probable que haya que tomar más decisiones. Yo no quiero llamar al mal tiempo. Esto no forma parte de nuestras previsiones en estos momentos, pero se hace difícil hacer pronósticos en este terreno», afirmó el portavoz de la Generalitat.
En paralelo, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, reclamó al Govern que cambie de actitud y estreche la colaboración con el Estado.
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