Roma

Australia gana su primera santa y Canadá un santo monje milagrero

Más de 2.000 españoles llegan a Roma para celebrar la canonización de la vasca que fundó las escuelas jesuitinas.

Mary McKillop, la primera santa de Australia, trabajaba con niños. El hermano Besette era conocido por sus milagros ya en vida
Mary McKillop, la primera santa de Australia, trabajaba con niños. El hermano Besette era conocido por sus milagros ya en vidalarazon

MADRID-Los peregrinos españoles ligados a las Hijas de Jesús, conocidas popularmente como jesuitinas, están llegando hoy a Roma para celebrar mañana su gran día: la canonización de Madre Cándida, fundadora de una orden dedicada a la educación que hoy tiene presencia en 16 países. Entre ellos, está el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que señala con alegría que se trata de la primera mujer natural de Guipúzcoa declarada santa por la Iglesia (santos varones guipuzcoanos hay ya varios: Ignacio de Loyola, Martín de la Asunción, Domingo de Erquicia y Miguel de Aozaraza, todos del siglo XVI y XVII).

Milagros en Australia
En España, tierra fértil en santos, asombra el entusiasmo de los peregrinos australianos y de la prensa de este país: han acudido para festejar la primera santa de la historia de Australia, Mary McKillop (1842-1909), monja de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que en el siglo XIX se volcaban en educar a los niños pobres de las más remotas comunidades en el enorme país oceánico. Australia, un país de mayoría protestante o agnóstica, que quedó agradablemente impactado por los jóvenes católicos en las Jornadas de la Juventud de Sydney 2008, disecciona ahora la vida y milagros de la nueva santa, incluyendo la curación milagrosa de una enferma de leucemia en 1961 (el milagro para beatificarla) y, ya en los años 90, la sanación de una mujer con cáncer de pulmón inoperable: rezaron por ella, le dieron una reliquia de la monja y desapareció todo rastro de la enfermedad, quedando los pulmones en perfecto estado.
Pero de los seis santos que serán canonizados mañana, el más taumatúrgico es, sin duda, el canadiense André Bessette (1845-1937). Entró como huérfano pobre, de familia muy numerosa y casi analfabeto en los Hermanos de la Santa Cruz, y fue portero del colegio de los Hermanos en Montreal durante 40 años.

Aceite curativo de San José
 Le llamaban «el Hombre Milagro» y recibía miles de visitantes de toda Canadá por su fama. Él untaba con aceite dedicado a San José los miembros dañados o enfermos y muchos se curaban. El milagro oficial para la canonización es la curación en 1999 de un niño de 9 años que estaba en coma después de ser atropellado por un coche. La intercesión del santo, según la Iglesia, le sacó del coma dejándole sin ninguna secuela.
Otros santos que suben mañana a los altares son de la Edad Media: el sacerdote polaco Stalislaw Soltys (s.XV) era un devoto de los pobres y la Eucaristía y Camilla Battista (1458-1524) era una noble italiana que insistió hasta entrar como Clarisa Pobre a los 21 años. Como religiosa, escribió importantes textos místicos.
Por último, Giulia Salzano fundó en el siglo XIX una orden para educar a niñas de clases pobres.