CRÍTCA DE CINE / «En el camino»: Conflicto incomprensible

A menudo olvidamos que hay otra Europa que no entra en los sueños del mercado común. Que no hace ni veinte años una sangrante guerra civil demostró hasta qué punto la religión podía dividir a un país que se entregó a una masacre que no parecía coincidir con las buenas maneras de la civilización europea. Las lacras de la guerra de la ex Yugoslavia que hervían bajo la tierra quemada de «Grbavica», la ópera prima de Jasmina Zbanic, se han transformado: «En el camino» nos avisa de la amenaza del fundamentalismo islámico, pero, en realidad, está hablando de nuestros prejuicios a la hora de entender al Otro. Son los traumas de la guerra, ahogados en alcohol, los que empujan a Amar (Leon Lucev) a redimirlos con el culto radical a Alá. Zbanic utiliza un punto de vista femenino para observar esa brusca transformación. El epicentro del relato es la mirada estupefacta de la novia de Amar, Luna (Zrinka Cvitesic), que intenta comprender esa metamorfosis primero desde la comprensión, luego desde la rabia. Es una estupefacción lógica, dado que el relato no explica bien la desesperación de Amar ni lo que le aporta su nueva fe. Luna permanece como el símbolo de otra manera, más moderada, de concebir el Islam, pero el conflicto central del filme sigue siendo, más que opaco, incomprensible.