España
Cambio de guardia
Prandelli es un «loco» que quiere que Italia juegue al ataque. Löw rompe con el estereotipo alemán
Convencer a la Italia futbolera de que la mejor manera para ganar un partido, un campeonato, es tener la pelota el máximo tiempo posible y mirar hacia la portería contraria es una tarea titánica. Acostumbrados al «catenaccio», que tan buenos resultados les ha dado, no hay que olvidarlo, la propuesta de la «azzurra» se ve cuanto menos como descarada. A Cesare Prandelli le da igual. Es firme en sus convicciones y piensa cumplir con su misión. En su equipo predominarán los Pirlo, Marchisio y Montolivo. Para jugar hay que saber mimar el balón.
Prandelli apenas lleva dos años en el cargo, aunque su trabajo ya da sus frutos. Su extraordinaria labor al frente de la Fiorentina le valió para convertirse en la apuesta de la Federación Italiana para sustituir a una leyenda como Marcello Lippi en el banquillo «azzurro». Fue introduciendo sus ideas poco a poco, empezó a contar con jugadores de un perfil completamente distinto a los de su predecesor y los resultados comenzaron a llegar. Alcanzar la semifinal de una Eurocopa es un premio para su apuesta, que recibió la justicia divina en los cuartos de final ante Inglaterra. Jugó mejor, quiso ganar y los penaltis le devolvieron la ambición mostrada durante el choque. Pirlo traslada al césped las ideas de Prandelli y el cerebro de la Juventus fue el que sentenció la tanda con un lanzamiento magistral, todo un guiño a la apuesta del seleccionador. Materazzi nunca hubiera chutado a lo Panenka.
Más acostumbrados están en Alemania a Joachim Löw, que también ha supuesto una revolución para el fútbol germano. En su caso, ha sido un cambio radical en todos los aspectos. El técnico se convirtió rápidamente en una estrella mediática en su país al acceder al cargo tras la marcha de Klinsmann. Siempre lleva el cabello impoluto y los rumores apuntan a que se lo tiñe. Y nunca faltan sus jerseys de pico ajustados o sus camisas impecablemente talladas. Löw contesta en las salas de prensa a casi tantas preguntas de fútbol como de su vida privada. Su orientación sexual o sus inclinaciones políticas también son materia de debate público. Las dos selecciones europeas con más pedigrí afrontan un cambio de guardia. No hay duda.
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