España

El FMI asegura que las reformas del Gobierno frenan el crecimiento

El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó ayer de que el plan fiscal del Gobierno español entorpecerá el crecimiento de Europa.

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Si bien el organismo prevé que «la recuperación de la zona euro» se afiance durante este año, será España, incluso por delante de Grecia y Portugal, la que más frene, con sus medidas de ajuste y su hoja de ruta para el recorte del gasto público, el crecimiento, de todos los países analizados. En concreto restará 2,2 puntos al crecimiento del PIB en 2011 y 1,5 puntos en 2012.

El organismo aplaude las reformas que el Ejecutivo ha llevado a cabo «desde inicios de 2011», las que, asegura, le han permitido librarse del curso seguido por los tres rescatados, pero el FMI no ha dudado en subrayar que existen dos grupos dentro de la Unión Europa: el de los «periféricos», cuya tasa de paro se ha «disparado», y los del norte, que han logrado mantener el empleo «estable». España se encuentra en el de los «periféricos», es decir, en el también denominado por el organismo como «grupo de los cuatro». Y es que en más de una treintena de ocasiones, el FMI agrupa a España, Grecia, Portugal e Irlanda como «EA4» (European Area 4).

No es nuevo reconocer que los países europeos caminan a dos velocidades. Lo que sí señala el FMI es que las diferencias se acentuarán entre las distintas economías europeas. Además, advierte de que serán los países centrales y los nórdicos los que tendrán que compensar, gracias a un repunte de la demanda privada, el impacto de los planes de consolidación fiscal que tienen en marcha tanto España como los tres rescatados, para, según señala, corregir los «grandes desequilibrios acumulados antes de la crisis». Las cifras hablan por sí solas: el crecimiento previsto para toda Europa es del 2,4% en 2011 y del 2,6% en 2012.

En este escenario, las economías de Grecia y Portugal estarán en recesión en el presente ejercicio, mientras que para España prevé un crecimiento del 0,8% y el 1,6% en 2011 y 2012, respectivamente. Eso sí, siempre y cuando el aumento de precio de los alimentos y la energía no provoquen una inflación generalizada, que haga necesario un endurecimiento de la política monetaria. En cualquier caso, de cumplirse las previsiones, la economía española crecerá la mitad que la de la zona euro y una tercera parte que la del conjunto de Europa. En este sentido, ofrece una clave: «España registra todavía una significativa corrección en el mercado inmobiliario que dificultará el consumo a corto plazo».

El problema del paro
No obstante, si España pertenece, a ojos del FMI, al grupo «EA4» se debe, en buena medida, a la lentitud con la que recorre la recuperación, la competitividad de la que adolece y el déficit que combate. España cuenta además con un triste denominador común entre «los cuatro»: la sangría del paro. La institución dirigida por Dominique Strauss-Kahn explica en el informe que mientras «en Alemania y Noruega, por ejemplo, el paro apenas creció durante la crisis.

En contraste, creció de forma muy marcada en otros países como España e Irlanda, donde la actividad en el sector de la construcción se contrajo con fuerza después del estallido de la burbuja inmobiliaria, dejando a muchos trabajadores poco cualificados sin empleo».
El organismo tilda además de «caso extremo» que en España prácticamente la mitad de los jóvenes menores de 25 años esté sin empleo. Y enciende por ello la alarma sobre el riesgo de una generación sin posibilidades.

Según apunta el informe: «En casos extremos como en España, casi uno de cada dos trabajadores jóvenes no tiene empleo, aumentando el espectro de una generación perdida». Asimismo, el FMI considera que es esencial el restablecimiento de la confianza en el sistema bancario, así como repuntar la productividad, si queremos «pasar página y superar la crisis».

«La guerra de los depósitos»
El FMI considera insostenible «la guerra por los depósitos» que, en su opinión, ha generado la banca española y que también se produce en otros países como Grecia. Asegura que el rechazo de los bancos al apalancamiento los ha llevado a buscar fuentes de financiación alternativas para reducir la dependencia en los mercados de dinero. De este modo, entiende que se ha creado una guerra por conseguir depósitos minoristas, que ha supuesto presiones insostenibles en los márgenes de interés. Además, alerta de la dependencia del Banco Central Europeo (BCE).