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Los Crusoe marcianos por Reyes Monforte

La Razón
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Hace unos años tuve la suerte de entrevistar al filósofo Gustavo Bueno en la radio. Entre muchas de las claves importantes de su pensamiento comentó algo que, no por muchas veces repetido, pierde un ápice de contemporaneidad: el que no sale en la tele no existe. Triste, aunque puede que excesivamente real.

Sin embargo, hoy en día hay algo que amenaza con retirarle ese omnipresente reinado existencial al mundo catódico: internet. Hace un tiempo, el que navegaba por la red de redes era poco menos que un Robinson Crusoe marciano, una especie de loco bordeando el autismo, concentrado en un teclado y una pantalla en la que parecía encontrar realidades propias de otro planeta.

En cambio, hoy en día quien no ha caído, de una manera u otra, en las redes de internet es el auténtico marciano. Y al parecer todavía hay un 29 por ciento de marcianos en España. El que no usa internet y, por descontado, el que no aparece en un buscador como Google, parece no existir ni merecer consideración alguna. Pero ellos también existen y convendría no olvidarlo.
Un nuevo planeta lleva abriéndose desde hace tiempo ante nuestros ojos pero, como todo paraíso de reciente exploración, conviene estar alerta a los peligros que encierra, incluyendo los delitos que a su sombra puedan cometerse así como las ilegalidades que amparadas en un falso anonimato, puedan estar cometiéndose.

Internet es una isla por conquistar pero nadie debe creerse dueño y señor de algo al que tenemos acceso todos. Llegados a este punto, sólo resta hacerse una pregunta: ¿qué pensaría el siempre futurista Julio Verne de una herramienta como internet?