Caso Madeja

El alcalde evidencia la guerra interna con los policías

«No toleraremos que, de manera radical, con medios ilegales, se intente poner en jaque a la ciudad», manifiesta.

Los agentes se manifestaron fuera del teatro Lope de Vega, donde la mitad de los agentes presentes se marchó cuando el alcalde habló del «gamberrismo de unos cuantos que no se respetan ellos mismos»
Los agentes se manifestaron fuera del teatro Lope de Vega, donde la mitad de los agentes presentes se marchó cuando el alcalde habló del «gamberrismo de unos cuantos que no se respetan ellos mismos»larazon

La fractura entre el jefe en mando de la Policía, el alcalde y el Cuerpo local quedó en evidencia ayer en la entrega de las medallas por el Día de San Clemente. A Monteseirín, en su último acto de estas características como regidor, arremetió contra una supuesta «minoría radical», inmensa si se tiene en cuenta que al Lope de Vega, mandos incluidos, apenas asistió medio centenar de agentes, la mitad de los cuales también abandonó el recinto –sin dejar al margen en sus recuerdos a la progenitora del munícipe– cuando el primer edil habló del «gamberrismo de unos cuantos que no se respetan ellos mismos».

Entre el Ayuntamiento y los policías locales hay una guerra abierta. La herida fue taponándose conforme el Consistorio hizo frente a los diversos compromisos laborales acordados con el representante sindical mayoritario de los agentes, el Sindicato Profesional de Policías Municipales de España en Sevilla (Sppme). Con la crisis, la falta de fondos y el impago de las horas extra, 1,5 millones, huele a gangrena. A pesar de que Monteseirín habla de «una minoría», el Sppme asegura –y los hechos y la presencia de agentes en el acto así lo corroboran– que aglutina a unos 950 agentes. La plantilla municipal cuenta con 1.168 policías.

El Consistorio enfocó el acto, estratégicamente, hacia el discurso del alcalde. Las, otros años, densas intervenciones del jefe de la Policía o del delegado de Seguridad quedaron reducidas a unas palabras testimoniales. Dentro, nada debía restar protagonismo al alcalde. Fuera, decenas de policías se manifestaban bajo la lluvia.

Tras resaltar la futura terminación de la nueva sede de la Ranilla y el empeño por «pacificar el tráfico que ya está dando resultados» , Monteseirín recordó que «la ciudad está al lado de los policías que defienden su derecho a trabajar». «No toleramos que, de manera radical, con medios ilegales, se intente poner en jaque a la ciudad». El alcalde añadió que «los graves hechos acontecidos –«la explosión de un petardo» el viernes a las puertas del Ayuntamiento que causó heridas a dos periodistas del Consistorio, «el robo de equipos, los insultos, las agresiones»– se han puesto en conocimiento de la Justicia y se están investigando para que el peso de la Ley caiga contra quienes hayan ejecutado estas acciones».

El portavoz del Spmme, Manuel Bustelo, aseguró que en la protesta del viernes no portaban petardos y criticó que se les acuse «sin pruebas». Asimismo, denunció que «el alcalde ha permitido cosas más graves que un petardo, como, con el galardonado delegado José Gallardo, mandar destruir plantas de marihuana cultivadas en la sede municipal de Muñoz Seca o cuando se permitió a sindicalistas entrar en el Ayuntamiento para amedrentar al PP».

«Los policías no son gamberros, se juegan la vida, muchas veces, en acto de servicio. El alcalde ha demostrado durante su mandato que es incapaz de manejar el Cuerpo. Él desprecia a la Policía. Y lo va a pagar, por lo civil o lo criminal». «Palabra de Bustelo». Tambores de guerra.