Caso Bretón

«Gracias Dios mío»

«Gracias Dios mío»
«Gracias Dios mío»larazon

VALENCIA- «Los valencianos tuvieron un presidente como les corresponde. No se equivocaron ni con Francisco Camps ni con el Partido Popular. Estoy muy feliz». Con estas palabras, el ex presidente de la Generalitat Valenciana intentó ayer explicar a LA RAZÓN qué sentía tras tres años de proceso y 26 días sentado en el banquillo de los acusados. «Gracias, Dios mío», pronunció casi entre dientes cuando escuchó su absolución.
De fondo, como si ya conociesen la sentencia, quizá el resultado de la misma les traía sin cuidado, se oían las proclamas de una manifestación convocada en apoyo al juez Baltasar Garzón. Como era de esperar, olvidó rápidamente a su homenajeado para cargar contra los acusados y contra el jurado. Llegaron incluso a arrojar huevos contra el coche del ex presidente.

Tras conocerse el veredicto, la bronca formada en la calle todavía fue mayor. Gritos aludiendo a que el jurado estaba comprado, a que no se ha hecho justicia...

Pero Camps tenía dentro a los suyos, a su familia, a sus amigos, a sus incondicionales. En realidad, nunca ha estado solo. No sólo su mujer, Isabel Bas, ha asistido a todas las sesiones del juicio, también un grupo de fieles, que, ayer, no cabía en sí de gozo.
El ex presidente ha vivido momentos muy duros, el juicio ha sido muy largo, con sesiones de más de nueve horas de duración en las que ha tenido que escuchar las grabaciones de conversaciones privadas que mantuvo con «El Bigotes».

La Fiscalía y la acusación popular, que representa a los socialistas valencianos, han puesto en entredicho mil y una veces su honradez. Ha sido cuando el expresidente ha llegado a perder los nervios y el magistrado Juan Climent le tuvo que llamar al orden en varias ocasiones.

Ahora todo esto quedará en las hemerotecas, pero él ya no se sienta en el banquillo.