Novela
Líbrame de Herodes
Én ésta sociedad de métodos expeditivos, cuando algo no conviene a los intereses o caprichos de alguien, se libran de un embarazo como si de un grano o de una simple pelusa se tratara. «El feto es un ser vivo pero no es un ser humano», Bibiana Aído dixit. El alma no existe para los progres, es un invento de los católicos. Tendré que aplicarles aquello que dijo Jesús en la cruz: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen». Y añado: ni idea tienen de lo que dicen. No sólo son unos ignorantes del espíritu, sino unos desalmados que, en nombre del egoísmo y la proguez, le impiden a un alma la posibilidad de nacer a la vida humana. No sé si los 309 años que pide el fiscal son muchos ni pocos. ¿Hay manera de contabilizar el desastre que puede suponer que a alguien se le niegue la posibilidad de nacer? Sinceramente, quiero creer que ese ser se abrirá paso aún, a pesar de todos los que dejan que su mano sirva al diablo. A la luz no pueden encerrarla ni impedirle que se manifieste. El mal, la gente mala, existe de verdad. No sólo deberían juzgar a los médicos que abortan y trituran fetos, también deberían sentar en el banquillo del cielo a las mujeres insensatas que se embarazan con la misma ligereza que si se fueran de compras. Allá cada cual con su conciencia. Lo que uno siembra es lo que recoge. Sí a la vida.
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