Reino Unido

El reinado virtual de Guillermo V

Si Isabel II viviera lo mismo que su madre, Carlos llegaría al trono con 79 años

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Londres- Se convirtió en reina gracias a una plebeya. Si no hubiera sido porque Bessie Wallis Warfield, una «socielité» estadounidense, que cruzó en el camino de su tío, el príncipe Eduardo, nunca habría heredado el trono. Pero es sólo una anécdota. Desde que se coronó obtuvo el respeto y cariño en su país. Isabel II es la piedra angular de la familia real británica. Se enteró de que se convertía en monarca durante un viaje a Kenia en 1952 –el mismo lugar donde su nieto pediría matrimonio a Catalina–. Desde entonces ha cumplido con sus funciones de forma ejemplar.

Un hombre desorientado
Unos lo ven como el eterno heredero. Otros como el hombre que no hizo feliz a Diana. El príncipe Carlos nunca ha despertado simpatías. Pero no es del todo su culpa. Los asesores de Palacio no supieron encontrarle un espacio donde se desenvolviera con soltura sin ofrecer la imagen de un hombre desorientado sin nada que hacer más que esperar un trono que nunca llega. A sus 62 años, es la persona que más tiempo lleva en la historia de Reino Unido como heredero. Antes era Eduardo VII, que pasó 59 años, dos meses y 13 días hasta que su madre, la reina Victoria, murió en 1901. Isabel II, de 85, no parece que vaya a ceder de momento sus funciones. Carlos seguirá esperando dedicado a sus dos pasiones: el medio ambiente y la arquitectura. Aunque esta última no ha hecho más que generar problemas en Palacio. El año pasado, por ejemplo, su oposición a un proyecto inmobiliario de la empresa Qatari Real Estate Investment llevó a la familia real qatarí a retirar su apoyo al proyecto del arquitecto Richard Rogers. En su lugar, Carlos pidió tomar en consideración el trabajo de su favorito, Quinlan Ferry, rompiendo la neutralidad que se le presupone.
En su vida personal tampoco tomó decisiones propias. El amor de su vida ha sido y es Camila, pero le impusieron a Diana, a la que llevaba 12 años y con la que no tenía nada en común. El matrimonio no funcionó. Lady Di luego murió, se convirtió en mito, y a Carlos jamás le perdonaron su infidelidad. Los mentideros dicen que el día del funeral de la princesa de Gales, fue el duque de Edimburgo quien sugirió poner a Guillermo y Enrique delante de su padre para evitar que la gente le agrediera en la procesión fúnebre.
Años más tarde consiguió casarse con la mujer de su vida. La pareja nunca ha sido demasiado popular. Y las excentricidades del príncipe, aireadas por la prensa sensacionalista, no mejora su imagen. Pero poco a poco los británicos los va viendo como los sucesores de la corona. En este logro ha sido fundamental Camila, que siempre ha sabido mantenerse en un segundo plano. El pasado mes de marzo, por primera vez en seis años, el príncipe de Gales fue más popular que su hijo Guillermo, el favorito por el pueblo para suceder a la soberana. El 45 por ciento de los británico aseguraba en una encuesta que prefieren a Carlos como heredero frente al 37 que se decanta por Guillermo. En 2005, el hijo mayor de Lady Di era la primera opción. Carlos algún día se convertirá en rey, pero no levantará las pasiones que cosechó Diana, ni conseguirá el respeto que ha impuesto la reina Isabel II y las esperanzas de futuro que ahora despierta su hijo mayor.


El Duque, desmejorado
El esposo de Isabel II es un personaje entrañable, apreciado por la sociedad inglesa. Ayer asistió a la ceremonia a sus 90 años, cuatro más que la Reina de Inglaterra, y se le pudo ver con gestos de cansancio. Cuando comenzó la fiesta privada, tras la ceremonia, ambos se retiraron para dar intimidad a la pareja.