Ministerio de Justicia
Prevaricación por Iñaki Zaragüeta
Personas sensatas andan confusas con la condena a 11 años de inhabilitación del juez Baltasar Garzón. Hay tal galimatías y tergiversación en torno al caso que no me sorprende, cuando la cosa es bastante más sencilla de entender.
La sentencia la ha establecido el Tribunal Supremo por unanimidad, lo que indica mayor solvencia que en otras ocasiones en las que se produce algún voto particular entre los magistrados. Conviene recordar que, por ahora, el TS ofrece todas las garantías de independencia. No está afectado como puede estarlo el Constitucional.
Además, ha sido condenado no por juzgar la corrupción, como se empeñan algunos sectores, sino por haber dictado una orden ilegal -escuchar conversaciones entre el abogado y su representado- «aun a sabiendas que lo era», por prevaricación, la mayor acusación que se le puede imputar a quien ha de ser especialmente cuidadoso al impartir justicia. Con tantos años de experiencia, es imposible el desconocimiento de la norma.
Tengo la impresión de que ha sido absorbido por cierta sensación de impunidad. Craso error. Así es la vida.
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