Qué fue del talante

A finales de 2003 y principios de 2004 había una palabra muy de moda: el talante. Cuando se van a cumplir siete años de aquel fenómeno social y mediático cabe preguntarse qué ha sido de aquel talante tan pregonado y de su «rey», que no fue otro que Rodríguez Zapatero. Y es que ambos están desaparecidos. El talante se fue diluyendo poco a poco a medida que había que gobernar. Y así hasta llegar a los momentos actuales, con la crisis económica y política campando a sus anchas y el inquilino de la Moncloa escondido. No veo yo que haya existido mucho talante en el conflicto con los controladores, a los que se ha terminado militarizando y «sometiendo» mediante la declaración del Estado de Alarma, que se quiere prorrogar hasta bien entrado enero. Es verdad que la mayor parte de la opinión pública apoya esta medida contra un colectivo que se ha pasado de rosca y frenada, por decirlo suavemente, pero el precedente que se crea al utilizar este instrumento previsto en la Constitución es muy grave. Un conflicto laboral, ni se puede, ni se debe, arreglar así. Además, y a pesar de la gravedad de lo que está sucediendo en todos los ámbitos, el inquilino de la Moncloa no da la cara, dejando este trabajo para Rubalcaba y en menor medida para el ministro de Fomento, José Blanco. ¿Dónde está Zapatero? ¿A qué se dedica el que se ha denominado Maquiavelo de León? ¿Quién se encuentra al frente del Gobierno, él, que nominalmente es el presidente, o Rubalcaba? De momento no hay rastro de Zapatero y de su talante, mientras las agencias de calificación y la subida de la luz acechan.