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El Cairo

Otra reportera violada en la plaza Tahrir: «Dios mío hazles que paren»

Una reportera británica de 22 años relata en su blog la pesadilla en la que se volvió su investigación en la plaza que ha concentrado todas las grandes manifestaciones egipcias durante la «Primavera árabe» y el reciente proceso electoral.

Otra reportera violada en la plaza Tahrir: «Dios mío hazles que paren»
Otra reportera violada en la plaza Tahrir: «Dios mío hazles que paren»larazon

«En junio filmaré un documental de 20 minutos sobre los derechos de las mujeres y los abusos contra ellas en Egipto desde la revolución», dejó escrito la periodista Natasha Smith en su blog. El proyecto la convertiría de testigo a víctima durante las celebraciones posteriores al resultado electoral en Egipto.

Una de las jornadas de trabajo durante las que acudió a la plaza Tahrir (El Cairo), epicentro de las movilizaciones sociales, «cientos de hombres» la agredieron sexualmente en lo que ella califica como una «violación masiva» en plena plaza y a la vista de toda la multitud.

«Empezaron a quitarme la ropa. Me encontré desnuda. Su insaciable apetito por hacerme daño fue aumentando. Esos hombres, cientos de ellos, pasaron de ser humanos a animales», denuncia la periodista independiente, que se sintió «como carne fresca entre leones hambrientos».

«Cientos de hombres me arrastraron. Estaba en una pequeña plataforma, donde permanecí encorvada decidida a proteger a mi cámara. Pero no sirvió de nada. Mi cámara fue robada.
Los asaltantes «me arañaban y apretaban mis pechos», entre otras vejaciones que relata en su blog. «Les grité "¡Salam! ¡Salam! ¡Alá! ¡Alá!"en mi estado de desesperación», recuerda Natasha.

«Sólo un par de hombres en un primer momento trató de proteger y guiarme hasta una tienda de campaña. La tienda fue aplastada. Yo iba descalza, ya que robaron mis zapatos. Me tiraron una vez más, siendo violada a cada segundo. Fui arrastrada desnuda por el suelo sucio», describe la investigadora.

Los hombres que trataban de protegerme consiguieron llevarla hasta otra tienda mientras la tensión y la multitud crecían alrededor. Los tocamientos siguieron a pesar del escudo humano que trataron de formar varios testigos de la escena: «En este punto, me dije en voz alta a mí misma, con calma, y ??otra vez, "Dios, por favor, haz que se detengan. Por favor, Dios. Por favor, haz que se detengan". No soy religiosa, pero en momentos de desesperación, todos nos sentimos obligados a apelar a un poder superior para salvarnos. Es la naturaleza humana. La necesidad de sentirse seguro y amado es la que impulsa a muchos a la religión en primer lugar».

Una ambulancia la rescataría del lugar. Tocamientos y otra larga lista de vejaciones en grupo fueron el castigo que sufrió Natasha antes de poder ser trasladada a un puesto sanitario en una zona de la plaza, desde donde fue evacuada con un burka y ropa de hombre para no ser identificada.

«¡Esto no es Egipto!»

Las mujeres que le atendieron le dijeron que el ataque fue motivado por rumores difundidos acerca de que Natasha era una espía extranjera, después de la campaña de publicidad nacional hecha sobre los peligros de los extranjeros. «Era en realidad sólo un pretexto, una excusa para abusar y violar a una rubia chica joven occidental», dice la joven.

«¡Esto no es Egipto! ¡Este no es el Islam! Por favor, no creas que esto es Egipto», le pedían las mujeres que la atendieron. «Les aseguré que yo lo sabía, que me encantó Egipto y su cultura y su gente, y la tranquilidad innata del Islam moderado. Estaba aturdida, pero yo no soy realmente una persona vengativa y pude ver a través de la situación. Este acto vicioso no era representativo del lugar que había llegado a conocer y amar», reza el blog.

La reportera fue evacuada de la zona y visitó varios hospitales y la comisaría con poco éxito. Sin embargo, sigue decidida a continuar con su labor cuando se recupera física y mentalmente: «Nada ni nadie me va a detener. Cuando esté lista, voy a terminar esto. El show debe continuar».

Segundo asalto sexual en Tahrir

Durante las protestas que rodearon a la primera árabe de Egipto, una profesional de un medio estadounidense también denunció haber sido víctima de un ataque sexual en el mismo emplazamiento.