Murcia

El titubeo de María González por José Clemente

La Razón
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La larga precampaña electoral y la intensa campaña de los últimos días parece estar pasando factura a alguno de los contendientes en liza y no siempre para bien. Hay quien se va creciendo con el paso de estas duras jornadas y, quien, por el contrario, mengua. Y no siempre el crecerse está directamente relacionado con la edad, como apunta desde Boston Alan Schroeder, profesor de periodismo y columnista de New York Times y autor de «Presidential debates: 50 years of high-risk tv», en 2008, cuando analizó las causas de la derrota de un joven Jimmy Carter frente a un septuagenario Ronald Reagan. Tampoco en la Región de Murcia la edad guarda relación con la energía vital de los candidatos o cuando el plus y la experiencia son un valor aún más añadido si cabe a sumar a las energías. Ahí están, por ejemplo, los candidatos de UPyD e IU, Manuel Hernández y Pedro Costa Morata, respectivamente, cabezas de cartel de estas dos formaciones políticas por Murcia. Al primero, la campaña le está sentando de maravilla y hasta parece haberle rejuvenecido, mientras que Costa Morata ha ganado en fondo y ha perdido unos kilitos. Sus continuas idas y venidas les están poniendo en forma y es que no hay nada más saludable que atiborrarse a paseos matinales, cervecitas en Las Flores al mediodía y atracón vecinal tarde y noche, día sí y día también. ¿Y qué decir de Pilar Barreiro, esa especie de volcán a punto de entrar en erupción? La alcaldesa de Cartagena parte como clara ganadora en esta campaña, aunque podría incrementar y mejorar aún más sus excelentes resultados de 2008. Ya entonces logró alzarse con siete de los diez escaños en disputa. Ahora su techo será lograr ocho de diez y, aunque ella es la primera que no da nada por logrado hasta el 20-N, la caída de los socialistas especialmente después del debate le podría dar un nuevo escaño y el listón más alto jamás logrado por los populares en una campaña general en la Región. También la candidata al Congreso del PP parece afianzar su forma física durante estos días. A medida que trascurre la campaña se le ve más suelta y con más confianza, entre otras consideraciones porque va arropada de un inmejorable elenco, y una militancia volcada en que todo funcione como un reloj suizo. La incombustible y todoterreno Pilar Barreiro es capaz de bajar desde el mitín más masivo al contacto directo con los ciudadanos sin apenas despeinarse. Su modo de vestir informal y escasamente sofisticado le imprime un aire más cercano todavía al ciudadano y logra trasladar siempre a la perfección un carisma que es imprescindible para cualquier buen candidato. Pero la campaña electoral no sienta a todos por igual. Es el caso de la candidata socialista al Congreso, María González Veracruz quien, contrariamente a lo esperado, los nervios de última hora, las improvisaciones en el mensaje y las erráticas propuestas de algunos de sus compañeros nacionales, le están pasando una grave factura. El de anteayer no fue su día. Vaya por delante que un mal día lo puede tener cualquiera, pues la política no es una ciencia exacta y el del debate fue ese mal día. Para empezar, la secretaria de Innovación y Nuevas Tecnologías de la Ejecutiva federal del PSOE fue duramente criticada por los suyos al entrar en las redes sociales anticipándose a lo que en ellas ya se hablaba de la primera parte del debate. Esto hizo que las redes ardieran todavía más. Más tarde, ya concluido el cara a cara entre Rubalcaba y Rajoy, fue interrogada en la puerta de una sede socialista acerca de su primera valoración sobre el ganador del debate. De nuevo los nervios le volvieron a traicionar, al negarse hasta en dos ocasiones a responder a la pregunta. La candidata titubeó y sólo cuando se le formuló por segunda vez admitió que el ganador había sido Rubalcaba. Un lapsus imperdonable que más de uno se ha apuntado en su libreta.