Kazajistán
Los hombres del tiempo ya no se pueden equivocar
El exitoso lanzamiento ayer del segundo satélite de nueva generación de la ESA aumentará de tres a cinco los días de predicción meteorológica.
Meteosat, el satélite que aporta la información meteorológica mundial, cuesta 300 millones de euros al año a la ESA (Agencia Espacial Europea) y tan sólo el programa de satélites Metop (A,B y C), 3.200 millones de euros.
En este coste se incluyen las 180 toneladas de combustible que el lanzador Soyuz quemó en apenas unos segundos anoche en el lanzamiento de MetopB desde la base de Baikonur (Kazajistán).
Su misión: mejorar la predicción meteorológica. "Con estos satélites conseguimos una precisión mayor a la hora de predecir las precipitaciones", explica la meteoróloga Florence Rabier, de MeteoFrance.
Gracias a esta nueva hornada de satélites -comenzó en 2006 con el lanzamiento de MetopA-, "pudimos predecir la gran tormenta que se produjo en 2009 en Francia. Se pudo predecir 4 días antes", insiste la experta.
Ahora se puede decir que los mapas del tiempo amplían su eficacia: la predicción pasa de tres días a cinco. Ya se puede calcular la situación meteorológica de lunes a viernes con un índice de error muy bajo.
Es en este tipo de beneficios es en los que se centra la Agencia europea a la hora de valorar la inversión realizado a lo largo de los últimos años. De acuerdo con un estudio que ha realizado Eumetsat (Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos), la responsable de la predicción meteorológica en Europa, "en los últimos tres años, los beneficios superan los 61.000 millones de euros", subraya minutos antes del despegue, Alain Ratier, director general de Eumetsat.
No sólo se utilizan las predicciones para adelantar a los ciudadanos el tiempo que van a tener a lo largo de los próximos días, con los nuevos satélites se busca ayudar a sectores como el transporte, la energía, la agricultura y el turismo, entre otros. 24 horas al día, todos los días al año, Eumetsat recibe datos tanto de Meteosat como de Metop.
El primero, es un satélite estático y que lleva más de 17 años en órbita -en principio, su duración no debía superar los cinco-. Aporta información cada veinte minutos y es con el que trabajan la mayoría de agencias meteorológicas. En cambio, los dos satélites Metop que ahora están en órbita, se han lanzado a menor altitud, en una órbita polar, a 817 kilómetros de la Tierra.
En 2017, incluso puede que antes, se lanzará el tercer satélite que completa esta generación. Su lanzamiento marca un nuevo hito en la observación terrestre ya que en 101 minutos dan la vuelta a nuestro planeta. Además vuelan 43 veces más cerca que los Meteosat.
Uno de los servicios que aportan los Metop es la capacidad de sondear vientos. Es decir de medir, con mayor rigor, los movimientos del viento, de las nubes e incluso de los gases que se extienden en la atmósfera, gracias a la herramienta IASI que, no sólo mide los elementos tóxicos, también capta las "lenguas de polvo"que crean calima en grandes ciudades, como ocurrió hace unos meses en España, a causa del viento subsahariano.
De acuerdo con José Prieto, encargado de Formación de Eumetsat, "los Metop ayudan a ver una tercera dimensión de la predicción", a anticiparse aún más a los futuros movimientos atmosféricos. Gracias a Metop, no sólo se captan las precipitaciones y las borrascas que las crean, los infrarrojos que llevan incorporados también pueden analizar los posibles focos de incendio. Del mismo modo, lo que busca esta nueva generación es controlar los cambios que se producen en la situación terrestre.
Uno de sus trece instrumentos es capaz de analizar las variaciones en superficies heladas como Groenlandia y la Antártida. También se pueden conocer dónde caerán grandes nevadas y, así, evitar colapsos y pérdidas en sectores como el transporte y la agricultura.
Otro de los aspectos que aportan estos nuevos satélites, "y que aumentan la competitividad con otras agencias como la norteamericana NOAA", insiste Jean-Jaques Dordain, director general de la ESA, es la capacidad de estos satélites de identificar los cambios en la vegetación, de medir la desertificación y su posible influencia en zonas agrícolas. Los cambios en los mares, en su movimiento, también son señales que indican posibles movimientos meteorológicos como ciclones.
El éxito de la misión se celebró en la base de Eumetsat, en Alemania, 68 minutos después de su despegue. Los aplausos indicaban que el satélite había enviado sus primeros datos telemétricos. Sin embargo, la calibración de todos los instrumentos alargará la toma de la primera imagen con valor científico varios meses. Mientras, MetopA trabajará solo.
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