El personaje de la semana: Marta Domínguez

En todas las Olimpiadas se rebajan marcas, como si la oxigenación muscular tendiera al infinito. Si la curva descendente de los cien metros lisos continuara restando segundos hasta llegar a cero el atleta habría entendido a Einstein y la curvatura del tiempo. La alta competición cambiará porque, como en los toros hace un siglo, las masas piden más caballos para que los desventren; ellos, héroes del tartán, no son biónicos . Marta Domínguez es un vaso de leche, toda salud, gracilidad, icono de risa derramada. Le estamos dando la medalla al ídolo caído. Toda la exudación de su carrera, el dolor de las ingles sobre las vallas, el sacrificio, merecen indulgencias y no el contenedor de los juguetes rotos. Lo falso es antinomia del deporte y doparse es mentir. Pero aunque fuera inocente está marcada. Por un presunto dopaje han «muerto» más ciclistas que aquellos que reciclan la sangre. Ya sabemos que el olimpismo es una multinacional y que hay negocios tras el altruismo atlético. Deporte bajo Estado de Alarma. No gustará que desguacen a Marta. Suerte.