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Educación sexual

La Razón
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Se debate a menudo si los niños han de tener clases de sexualidad en el colegio y cómo deben ser éstas. De hecho el alcalde de Nueva York ha vuelto a imponerlas dado el gran número de embarazos no deseados en jovenzuelas. Pues a mí me parece que es un problema que nos hemos creado, que no es real, que todo parte de una falta de comunicación esencial con las criaturas. Los infantes desde que son bebés tienen la sexualidad a flor de piel y según van creciendo comienzan a hacerte preguntas. Si tú no pones el grito en el cielo y contestas tranquilamente, el niño o la niña viven como algo natural que el ser humano tiene una parte de su cuerpo diseñada para la procreación y el placer. Ya cuando comienzan a tener uso de razón se les puede contar sin ningún tipo de sonrojo qué se siente cuando uno se enamora, cómo se hace un hijo, todo lo que significa criarlo y educarlo, cómo eso sólo lo ha de hacer una persona adulta y preparada para ser padre. Y, también, cómo no, y sabiendo que en la adolescencia se empieza a jugar sexualmente, hay que decirles los cuidados que han de tener para no transmitirse enfermedades o quedarse embarazadas. Los hijos, entonces, acudirán a ti cuando tengan dudas o problemas, a ti o a los profesores de confianza si también lo estudian en el cole. No existiría ningún conflicto en este asunto si los adultos no tuvieran esos pudores ridículos, ese sentido del pecado que la tradición nos ha metido en el tuétano. Cada padre ha de educar según su pensamiento, pero sin evitar, sin mentir. La verdad es magnífica educadora.