Ciclismo

Andorra

Antón ordena la Vuelta

Se impone en la meta de Andorra. Y aunque las diferencias no son demasiado grandes, demuestra que es muy superior a todos sus rivales

.
. larazon

ANDORRA- «A partir de Andorra se verá quiénes son los hombres», advertía Mario Scirea, el director de Liquigas la semana pasada. Pues cada vez quedan menos. Uno seguro, Igor Antón. Y algunos aspirantes, como Mosquera y Tondo. Nibali, quizás. Pero nadie como el corredor de Euskaltel». Sólo necesitó paciencia Igor para demostrar a sus rivales que, por lo menos de momento, la Vuelta la maneja él. Sin prisas, sin agobios, sin forzar más allá de lo necesario.

No se precipitó para saltar al ataque de Mosquera. Nibali y Purito no se aguantaron y se engancharon a la rueda de Ezequiel. Igor esperó a su ritmo, confiado en la fortaleza de sus piernas. «Me he ido sintiendo mejor a medida que avanzaba la subida», dice el nuevo líder de la carrera. Y poco a poco, como insiste él en que debe avanzar, fue recogiendo cadáveres. Primero Purito, que no tardó en reventar. Un poco más tarde Nibali. Al fondo, Mosquera.

El gallego confiaba, por fin, en conseguir su primera victoria en la Vuelta. «El puerto de mañana le viene mejor. El de hoy es más corto, más explosivo, más para Purito. Andorra es para escaladores puros, como Ezequiel», confesaba Álvaro Pino el martes, antes de enfrentarse al Rat Penat. Mañana era ayer para el gallego. Y la victoria es eso que no llega nunca. Miraba para atrás Mosquera. Y vio llegar a Antón. Una aparición, un «sputnik». Un ganador.

Se fue solo Igor. Hacia el liderato y hacia la victoria de etapa, que la Vuelta está muy apretada y no es cuestión de regalar segundos de bonificación. Levantó los brazos y se vistió de rojo. Era su segunda victoria de etapa, la segunda vez que conseguía el maillot de líder. Es la primera vez que piensa que puede ganar una grande. «La Vuelta me está saliendo redonda», reconoce. «No venía a ganarla, pero ya que estoy en este berenjenal no voy a bajar los brazos», añade.

La ventaja de Igor sobre el resto es que es feliz, se divierte encima de la bicicleta. «Si me tuviera que ir ahora de la Vuelta me iría contento», decía el día de descanso. Ahora tiene muchos más motivos para ser feliz. La etapa y el liderato. Pero la felicidad, como la desgracia, no conoce límites. El único que conoce Antón es el del día 19, la meta de Madrid.

Y la ventaja de su equipo es que ha preparado la Vuelta mejor que ningún otro equipo. «Hoy no es día para que se muevan los de arriba. Atacarán los de atrás: Mosquera, Tondo, Sastre...», advertía Gorka Gerrikagoitia, el director de Euskaltel, por la mañana. Fue Mosquera, pero triunfó Igor. «No era uno de mis mejores días», confesaba en la llegada. Pero sus peores días son mejores que los buenos de los demás.