Geroa Bai
UPyD frustra un pacto político histórico para gestionar el fin de ETA
Rosa Díez antepone su pretensión de ilegalizar a Amaiur a un texto pactado por todos los grupos de la Cámara
MADRID- Ocasión frustrada. Razón: UPyD. El partido de Rosa Díez impidió ayer que el Parlamento español visualizara una histórica unidad política para gestionar el final de ETA, tras negarse a aceptar una enmienda transaccional, firmada por todos los grupos menos el suyo, en el que se asumía una hoja de ruta compartida para la «disolución sin condiciones» de la banda terrorista. A cambio, la formación que lidera la ex socialista logra, como le reprocharon al unísono todos los portavoces, «protagonismo» y llevar de nuevo a los titulares a la formación abertzale Amaiur.
Verán, el Gobierno tiene informes de la Abogacía del Estado y de la Fiscalía que constatan la imposibilidad de proceder en este momento a la ilegalización de Amaiur, como pretendía el partido de Rosa Díez con una moción que elevó a la Cámara Baja. En palabras del portavoz del PP, Alfonso Alonso, cuyas gestiones fueron decisivas la tarde del lunes para sumar al acuerdo desde el grupo más minoritario del Mixto hasta al PNV: «No hay base probatoria». Pues aun así, UPyD antepuso su pretensión al consenso alcanzado por todos los partidos para transaccionar su redactado con un texto que llevaba la firma del PP, PSOE, CiU, PNV, CC, UPN, IU-ICV-CHA y Foro Ciudadano. Nada le importó la soledad parlamentaria en la que quedó frente al resto del arco parlamentario y en nada le afectó que, por primera vez desde hace lustros, el Congreso fuese capaz de poner de acuerdo a todas las formaciones políticas en una iniciativa de semejante calado. «No venimos aquí a hacer amigos», afirmó ufana desde la tribuna de oradores. Su exposición le valió durísimos calificativos de uno y otro lado del Hemiciclo.
Empezó la cascada de reproches el popular Leopoldo Barreda, que la acusó de «demagoga» y «oportunista» y le advirtió que «su discurso de insidias es la forma más acabada de cobardía en política». Siguió el socialista Ramón Jáuregui, que le negó el monopolio de la lucha contra ETA que UPyD se pretende arrogar y afirmó que la ilegalización hoy es «una pretensión inconsistente, anacrónica y absurda». Y en la misma línea tronaron las palabras del peneuvista Aitor Esteban: «Ha pretendido colocarse en las portadas, pero se ha quedado sola, después, eso sí, de elevar también a los titulares a Bildu y Amaiur». El colofón lo puso el diputado de IU, Ricardo Sixto: «Su propuesta es de adicción a ETA».
Díez no se arredró y, en una exposición en la que mezcló Nuremberg, el nazismo, la ablación y la pederastia, preguntó a sus oponentes si también aceptarían ver en los escaños del Hemiciclo a diputados de un partido que justificara la pederastia o la ablación del clítoris. «Hasta que no se clarifiquen los crímenes y toda la historia del terror, no se podrá decir que hemos vencido al totalitarismo de ETA», sostuvo airada antes de impedir que se votara el texto alternativo de toda la Cámara. El Congreso de los Diputados sólo pudo así pronunciarse sobre la moción redactada por la formación magenta y en los términos en los que había sido redactada. Iluminado ya el marcador electrónico que preside el hemiciclo (326 votos en contra y 5 a favor) sobraban las palabras. Eso sí, en los anales quedará que la diputada de UPyD frustró un acuerdo unánime de la Cámara que reclamaba «la disolución definitiva e incondicional» de la banda, animaba a «favorecer los esfuerzos hacia una convivencia social construida sobre los principios y valores en que se sustenta el Estado de Derecho» y comprometía al Gobierno a «salvaguardar la memoria y la verdad, defender la dignidad y hacer justicia a todos los que han sufrido la violencia terroristas».
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