Crisis económica
Realistas frente a la crisis
La encuesta de opinión de NC Report que hoy publica LA RAZÓN retrata a una sociedad muy consciente de la crisis que atraviesa el país, resignada a que ésta se prolongue y, pese a todo, confiada en que las medidas de ajuste y la ayuda de Europa acabarán por dar resultados. De hecho, salvo en algunas de las cuestiones con más matices ideológicos, en pocos sondeos de opinión hallaremos tan altas coincidencias en las respuestas de los ciudadanos. Así, los apuros económicos se traducen en que casi la mitad de los españoles afirman que han tenido que renunciar a irse de vacaciones, mientras que más de un 60 por ciento de los que lo han hecho han optado por recortar el número de días. Si en este aspecto hay distinción respecto a la edad de los encuestados – los jóvenes salen más de vacaciones, pero están menos días– , no hay diferencia por razón de edad cuando se les pregunta si creen que el Gobierno hará más ajustes después del verano. Casi un 73 por ciento de los ciudadanos responden afirmativamente. No sólo creen que se va a seguir profundizando en los ajustes sino, también, que los responsables políticos van a ser inflexibles en la aplicación de las medidas. De ahí que el 63,2 por ciento crea que el Gobierno intervendrá a alguna autonomía que no cumpla con el límite de déficit lo que, asimismo, puede interpretarse como una expresión de deseos, dada la creencia extendida de que buena parte de la responsabilidad en la actual situación se debe atribuir a la mala gestión presupuestaria. No creen, sin embargo, que vaya a producirse una mejora a corto plazo, como demuestra que el ¡80 por ciento! de los ciudadanos no considere plausible una reducción del paro en los próximos meses, pero tampoco se decantan por llevar a referéndum las medidas de ajuste, como proponen los sindicatos, en la seguridad de que no se obtendría ventaja práctica alguna, aunque dan por hecho que las centrales convocarán una huelga general para después del verano. Hay una particularidad en la encuesta que debería hacer reflexionar a los responsables sindicales: es entre los más jóvenes, los menores de 29 años, donde menos calan sus propuestas.
Son, sin embargo, más optimistas cuando se les pregunta por la posibilidad de que el Banco Central Europeo empiece a comprar deuda española a partir de septiembre. Más de la mitad lo da por hecho, en justa correspondencia a los esfuerzos que se nos piden desde la Unión Europea, y en previsión de que los mercados financieros nos sigan acosando.
Los españoles, en definitiva, no creen que las cosas vayan a mejorar a corto plazo, pero tampoco se inclinan por medidas populistas o atajos de dudoso final. La crisis será larga y habrá que adaptarse para sobrellevarla.
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