Historia

Crítica de libros

La memoria emocional por Paloma Pedrero

La Razón
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Siempre me ha sorprendido que mis ex recordaran de modo tan diferente al mío lo que fue nuestra historia de amor. Tengo la suerte de ser amiga de casi todos mis novios e, incluso, convivientes, y cuando recordamos cómo fue lo nuestro siempre pienso que me está confundiendo con otra. No, qué va, habla de nosotros, lo que ocurre es que él se acuerda de un tipo de cosas y yo de otras; que él se ha puesto un color de gafas y yo otro; que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira... Tiene gracia. Y también explicación. El cerebro configura la manera en que vemos, oímos, olemos o gustamos, los nervios van desde nuestros órganos sensores directamente al cerebro, que efectúa toda la interpretación.

Un simple golpe en la cabeza puede hacer que perdamos algún sentido. Además las sustancias cerebrales nos hacen percibir de manera diferente. Los ingredientes químicos de un vino o de una chocolatina pueden hacernos cambiar al instante nuestra realidad inmediata. Pues bien, la química masculina y femenina es diferente. El hombre está mejor dotado para la memoria intelectual, la mujer, para la memoria afectiva. Él recordará la fecha en que te conoció, incluso algún acontecimiento histórico de ese día. Ella no olvidará una palabra o una mirada, ella tendrá en su almario casi todas las sensaciones que tuvo con él. No es que los hombres no tengan corazón, es que su parte intelectual puede hacer mermar la de los sentimientos, tan denostados en estas sociedades hiper analíticas.

Sin embargo, la memoria emocional es fundamental para no tropezar siempre en la misma piedra, con el mismo dolor. Y, además, puede desarrollarse. Un mundo con más corazón sería un mundo mejor.