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Bruselas

Rusia bloquea un ataque a Libia

La intervención militar por parte de los aliados atlánticos en Libia dejó ayer de ser un comentario fuera de micrófonos. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que ha encargado a las autoridades militares preparar planes para responder «a todas las eventualidades».

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En la rueda de prensa previa al encuentro de los ministros de Defensa aliados esta semana, el danés insistió en que la OTAN «no tiene intención de intervenir en Libia», pero que como organización de seguridad su trabajo es estar preparados para responder «con poca antelación» a todos los escenarios, e introdujo como condición esencial un mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Unas horas después, el presidente de EE UU, Barack Obama, afiló más las palabras de Rasmussen al asegurar que la Alianza está considerando «opciones militares».

Entre las opciones que baraja la OTAN, pero con la gran oposición de miembros como Turquía, se incluye la creación de una zona de exclusión aérea. De esta manera, Gadafi perdería el control del espacio aéreo libio y la capacidad de bombardear a su población y a los sublevados contra el régimen, peor armados y sin defensas antiaéreas. A pesar de la necesidad de proteger a la población civil, la propuesta cuenta con numerosos obstáculos.

Primero porque supone una intervención militar clara, según reconoció ayer el danés, con el ataque a radares y defensas antiaéreas, y los aliados quieren tener a todos los actores regionales consigo, como la Liga Árabe o la Unión Africana, antes de que Al Yazira difunda en toda la región imágenes de bombardeos occidentales en Libia, agitando fantasmas del pasado. «Algunos que lanzaron esa ocurrencia no tienen ni idea de lo que están hablando», dijo este fin de semana, prudente, el jefe de Gabinete de Obama, William Daley, advirtiendo de que «algunos piensan que se trata sólo de un videojuego». Además, sería una operación compleja por la extensión del país y que requeriría una «gran amplitud de material militar», admitió el secretario general.

 Por último, China y Rusia tienen muchas reservas para respaldar en el Consejo de Seguridad una resolución que autorice esta intervención. El ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, dijo ayer que «no vemos una intervención extranjera, más aún una militar, como un medio de resolver la crisis en Libia», a pesar de que EEUU y Reino Unido estén a favor. Francia, la otra silla, ha dicho que sólo la apoyará con un mandato de la ONU, igual que España. Aunque Rasmussen observó que la resolución actual de la ONU no autoriza la intervención, espera que el organismo dé nuevos pasos porque «si Gadafi sigue atacando a la población, no imagino que la comunidad internacional se quede mirando».

Este jueves y viernes, los europeos discutirán en Bruselas su implicación en la crisis libia con una reunión de los ministros de Defensa de la OTAN y con un encuentro de los Veintisiete. Para el viernes, la UE tiene previsto incluir en la lista de congelación de bienes del entorno de Gadafi al fondo soberano del país, con numerosas inversiones en Europa. Reino Unido ya había empezado a aplicar esta congelación, al bloquear la participación del fondo en el 3,3% del grupo Pearson, editor de «Financial Times».