Meritxell Morera: «El voluntariado crece entre los jóvenes»

–Define su empresa como una consultora que gestiona el tiempo sabático. ¿Usted se ha tomado ya un año sabático?
–Me he tomado dos. El primero, en los EE UU. Luego, otro en África, Australia y Teruel.

–¿Y para qué le sirvió?
–Para desconectar y encontrar respuestas. Para ver que el lujo está en la simplicidad. Creo que el lujo no da la felicidad, ni el dinero tampoco.

–Eso lo dicen los ricos para levantar la moral de los pobres...
–No, ja, ja, ja. Se lo digo yo, que no soy rica ni quiero serlo. Ahora mismo, el lujo para mí es el ventanal de mi despacho por el que entra el sol y veo el Mediterráneo. Y trabajar disfrutando, la felicidad.

–Qué bien. Organiza programas de voluntariado...
–Sí. Por ejemplo: por 420 euros se puede ir seis meses a EE UU para trabajar en la preservación del medio ambiente.

–Más ejemplos.
–Por 960 euros se puede ir la India todo un mes a construir escuelas, y por 1.260, seis semanas a Suráfrica a rescatar pingüinos. El voluntariado crece entre los jóvenes.

–¿Por afán de santidad, como salida laboral o como...?
–Una mezcla de todo. Hay mucha gente desorientada y también mucha que busca la aventura con cierta seguridad.

–También ofrecen viajes de formación con cursos y actividades...
–Ejemplo: por 1.000 euros puede ir a la Toscana a aprender italiano y cocina.

–También están enviando gente a vendimiar...
–Sí, a Australia, Nueva Zelanda y California. Van estudiantes de enología, industrias agroalimentarias... Cuesta 1.150 euros. Están entre 3 y 4 meses y les pagan unos 1.400 dólares al mes. Cubren gastos.

–¿Adónde enviaría a los «ni-ni» (ni estudian ni trabajan)?
–A Suramérica, para que vieran la precariedad, los esfuerzos que muchos hacen por estudiar, y percibieran lo que están desaprovechando.

–En realidad, gestiona y facilita experiencias. ¿Cuál es la tendencia hoy?
–Mucha gente tiene ganas de escapar de la crisis, de los problemas...

–Bien. Quiero escapar. ¿Qué me ofrece?
–Hay un programa para vivir y trabajar con una familia de granjeros irlandeses. Pagan cien euros a la semana y ofrecen pensión completa.

–¿Incluye el whisky?