Cataluña

Arte y suspiros

La Razón
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La Fiesta de los toros no morirá nunca en Cataluña mientras haya toreros como José Tomás.Pulcro, atrevido, artista, valeroso, espectacular. Este hombre tiene la virtud de convertir en buenos los toros malos y de arrastrar al público con su suerte de pases, revoleras, trincherazos, circulares, chicuelinas, delantales, molinetes y verónicas. Un recital. Un show de torería. Barcelona disfrutó ayer con los toros como pocas veces se puede en una plaza. Con los pelos de punta, el ¡uy! y los olés a cada paso, a cada pase, a cada susto, en cada silencio. A José Tomás no se le puede describir. Es imposible. Hay que verle torear. Soy incapaz de resumir en unas líneas las dotes que la naturaleza ha dado a este diestro de Galapagar que enciende a la afición. Ayer en la capital de Cataluña lo importante fueron los toros, el torero, la Fiesta en su esplendor y un público entregado. Ni caso a los cuatro antitaurinos que pitaban a la puerta de la Monumental y pintaron con letras rojas: «Muerte a José Tomas, assassi». Ellos mismos se retratan con tales esperpentos; al madrileño sólo le retratan sus faenas redondas, quizás en exceso atrevidas. Ayer le cogieron dos veces. Sufrimos demasiado. Dos horas y media con el corazón en un puño y la carne de gallina. Pero disfrutando ante tanto derroche y espectáculo. Arte, suspiros, valor y torería.