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Cabezones y jibarizados

La Razón
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Lunes, 6: leyendas

Soles de leyenda al sol de Wimbledon. Y en la pista, Roger Federer, el más grande entre los grandes. Y en el recuerdo de todos ellos, Rafa Nadal. El patriarca Laver alaba en Federer su talento creativo, su riqueza de golpes, pero «Nadal es el culto a la voluntad». Pete Sampras aplaude con cortesía tibia el triunfo de Federer y rumia: «Acabo de dejar de ser el mejor de todos los tiempos»; piensa también en Nadal: «Su ausencia ha sido una pena». Metafórico Nastase: «Santana hacía ballet con la raqueta». Borg profetiza: «Ganará (Roger) más "grandes"... pero Nadal seguirá siendo su pesadilla». Sin estar, también estaba en Wimbledon Rafa Nadal. Se le quiere.

Martes, 7: chupinazo

Dos chupinazos ayer: el de los San Fermines y el de Cristiano Ronaldo en el Bernabéu (80.000 apasionados). Veo, escucho, apunto. Una quinceañera: «¡Qué tío, cómo está!». Miles de jovencitas en el Bernabéu. Grita otra: «¡Quítate la camiseta! ¡Enséñanos tu tórax!». Un señor entre cuarentón y parado: «¡Qué país! Zapatero en La Moncloa jodiéndonos, Cristiano poniéndose las botas en el Real Madrid y yo a dos velas!». Un cavilador: «Vaya Liga de dos que nos espera: el Barça de Iniesta (debería ser nuestro) y Xavi, y el Real Madrid «FP» (lo de «FP» es morcilla mía) de Cristiano Ronaldo y Kaká!». Otro pensador: «¿Y qué van a hacer con tantos delanteros?: Higuaín, Benzema, Van Nistelrooy, Huntelaar, Raúl, Negredo...». Un olé saleroso: «¡Olé los millonarios con yate y supermadridistas como Florentino!». Un grosero: «¡Laporta, empieza a tomar puerta!».

Finalizado el chupinazo del Bernabéu, remata filosóficamente un señor bajito y calvo, también con pinta de parado: «Congregan los futbolistas lo que ya no congregan los sindicatos».

–¿Y eso es bueno o es malo?

–Es, señor, es.

Miércoles, 8: Tour

El Tour es la «Champions» del verano sobre dos ruedas. Lance Armstrong, cuando soltó el chupinazo de su retorno al Tour, avisó, lo dijo en voz alta: «Voy a intentarlo». El «hepta» Lance es un viejo zorro, y los zorros nunca son de fiar, máxime por viejos. Los viejos, además, cuanto más viejos, más arteros y avariciosos. Me temo que Alberto Contador tiene al «enemigo» dentro del equipo, en casa. El caso Contador-Armstrong me recuerda al de Hamilton-Alonso en la Fórmula Uno, y Johan Bruyneel, el jefe, en la duda, no dudará en favorecer al viejo zorro. Bahamontes sólo ganó un Tour, pero, como recuerda estos días, porque no tuvo la ayuda técnica, sabia y psicológica de un director. ¿Qué debe hacer Contador si se siente relegado, postergado, desasistido o así entre los suyos y por los suyos (muy fuerte la palabra traición)? No lo sé. En el Tour, cada equipo tiene su D'Artagnan; ganar un Tour sin equipo es imposible. Pero Contador, en su terreno, como puede y está dotado, debe ser como Bahamontes, águila sin compasión para deshacer –si es que existe o existiera– la conspiración judeo-masónica del binomio Lance y Johan.

¿Desbarro?

Jueves, 9: Atlético

Las cosas claras. Sin eufemismos ni demagogia. La Liga española ha dejado de ser la mejor Liga del mundo. Ahora, sencillamente, es una competición orgánicamente macrocefálica: dos cabezones capitalistas, Real Madrid y Barcelona , y dieciocho cabecitas jibarizadas. ¿Miento?

–No, señor. No miente

–Gracias.

Como insignia de oro y brillantes que soy del Atlético, a Enrique Cerezo le pido el favor –en mi nombre y en el de todos los atléticos– de que él y sus socios accionistas hagan el esfuerzo de no vender a Forlán y a Agüero. Con ellos, al menos, cabe la esperanza gozosa (la pedrada de David) de que el Atlético pueda coscorronear en algún partido a los cabezorros; sin ellos, esa esperanza es poco menos que imposible.

–¿Ve usted cómo el capitalismo es malo?

–En el fútbol, como en la vida, discrimina, es verdad. Empieza a caerme un poco mejor el señor Marx, no Groucho, sino Carlos, don Carlos, don Karl, vaya.