Nueva York
En la noche de McCain Hillary dejó claro a Obama que sigue en la brecha
John McCain, senador por Arizona, se convirtió anoche en el candidato republicano a la presidencia de EEUU, pero ésta que debía haber sido «su noche» fue eclipsada por la lucha que mantienen los demócratas Barack Obama y Hillary Clinton.
Los dos senadores demócratas, que libraron una batalla a muerte en Ohio y Texas, fueron los verdaderos protagonistas de esta jornada, apodada en EEUU como «crucial».
Tras una noche de cerrados escrutinios, Hillary finalmente se alzó con la victoria en Ohio y en la votación popular en Texas, donde aún quedan por saber los resultados de los «cáucus» (asambleas locales).
Estas victorias son claramente un balón de oxígeno para la senadora por Nueva York, a pesar de que las cifras en Texas están muy igualadas y se tendrá que repartir con Obama, casi a partes iguales, los 126 delegados elegidos en la votación general.
Los primeros resultados indican que Obama podría llevarse la mayoría de los otros 67 delegados elegidos, que se seleccionan en los «cáucus».
Texas también contará, en el congreso del partido demócrata que se celebrará en agosto en Denver, con otros 35 representantes que no son elegidos pero que sí votarán para decidir el candidato presidencial.
La senadora, por tanto, continúa la batalla con fuerzas renovadas y la mirada puesta en Pensilvania, donde el 22 de abril, los demócratas se juegan 188 delegados.
Esta noche, con su victoria en Texas, Ohio y Rhode Island, Hillary demostró lo que muchos saben en EEUU: Nunca hay que subestimar a un Clinton.
Exultante, Hillary compareció ante sus partidarios destacando, nuevamente, que está calentando los motores que la llevarán a la Casa Blanca.
Tras ganar en Ohio, recordó cómo, en la historia electoral reciente de este país, ningún candidato ha llegado a la Casa Blanca sin ganar Ohio, un estado clave que, dijo, «sabe cómo elegir a un Presidente».
En opinión de Christopher Ellison, profesor de la Universidad de Texas, en Austin, los resultados de esta noche no son exactamente los que Hillary necesitaba, -su victoria en Texas tenía que haber sido más arrolladora y es muy posible que se lleve de allí menos delegados que Obama- pero le permiten seguir peleando, todavía, con posibilidades reales de conseguir su objetivo.
Según dijo Ellison, Hillary no se va a retirar fácilmente. «Primero, porque no es parte de su naturaleza tirar la toalla y segundo, por el enorme esfuerzo que sus asesores han realizado durante esta campaña». Esta noche ella lo dejó muy claro. La campaña sigue, y sigue dura.
Sin embargo, otros analistas como Michael Barone, del semanario «U.S.News & World Report», creen que, a pesar de la victoria de esta noche, Hillary se tendrá que empeñar mucho para reconducir su campaña porque si no, puede que éste sea el revivir de un moribundo.
Hillary, de todas formas, tendrá que digerir estos resultados. Los hispanos en Texas no la abandonaron, pero si bien en algún momento estaban en bloque con ella -en parte por lo bien que les fue durante la presidencia de su marido, Bill Clinton- ahora fueron dos tercios de esta unidad los que la votaron.
Mientras, el senador por Illinois consiguió la victoria esperada en Vermont, perdió, como estaba previsto, en Rhode Island, donde apenas si hizo campaña por llevarse los 17 delegados en liza. No consiguió ganar en la votación popular ni en Texas (aunque sí podría acabar consiguiendo la mayoría de los delegados) ni en Ohio, donde Hillary se ha llevado el 55 por ciento de los votos.
Los analistas coinciden en destacar que, con todo, el impulso de Obama -»momentum», en el argot electoral estadounidense-, sigue siendo fuerte y subrayan que Hillary tendrá que reconducirse para evitar la sensación de que no conecta con el público.
Mientras tanto, y a pesar de que los resultados de hoy no fueron los que Obama hubiera deseado, el discurso del senador, un hombre joven que inspira y, sobre todo, que rompe moldes, demostró que sigue haciendo mella entre los estadounidenses, incluso en estados como Texas donde, hace apenas dos meses, la victoria de Hillary se preveía como arrolladora.
Así las cosas, lo único claro es que los demócratas siguen sin aclarar quién será su candidato. Y la pelea sigue.
Este, sin duda, es el peor escenario para los estrategas demócratas quienes, lejos de querer ver una campaña larga y reñida, quieren tener cuanto antes un candidato oficial que le haga sombra desde ya a John McCain, desde hoy flamante candidato republicano.
McCain, desde esta noche en la que, tras ganar Texas se hizo con los 1.191 delegados republicanos, es ya «el» candidato a la Casa Blanca, lo que le permite trabajar en serio para aunar fuerzas en torno a su persona y, sobre todo, perfilar el discurso con el que piensa mantener la Casa Blanca en manos conservadoras. Los demócratas tendrán que darse prisa. El tiempo corre en su contra y, cuando menos, necesitan un candidato.
✕
Accede a tu cuenta para comentar