Eurocopa

Turquía

España supera la presión turca

El gol de Piqué prolonga la racha triunfal del campeón, que sufrió

España supera la presión turca
España supera la presión turcalarazon

Madrid- La presión turca anegó el fútbol de España, que terminó por imponerse a un rival incordiante, exigente y estajanovista en un partido complicado, difícil, perro y espeso que sólo el oficio del campeón, en ausencia de velocidad, precisión, inspiración e Iniesta, saca adelante. Costó derrotar al turco, gran adversario; pero incapaz de frenar la racha triunfal de los españoles: diez victorias consecutivas, treinta partidos sin perder y el Mundial de Sudáfrica, a su alcance.Morir en el campo, la consigna de los turcos. La aplican a rajatabla. Conscientes de la debilidad de su defensa, apuntalada con tres suplentes, presionan en el centro y en punta como posesos. Se multiplican, persiguen a Xavi de cuatro en cuatro, si es preciso; taponan a Senna, estorban a Alonso e incordian a Cazorla; ahogan la salida del balón y organizan el contragolpe al primer toque. Lo tienen muy bien estudiado. Así llegaron al descanso con 0-0. Jugar, entretener y ganar es la razón de ser de los españoles, su lema. Conceptos diferentes de los que firman los turcos, no opuestos. Así como la entrega española es indiscutible, el espectáculo futbolístico otomano es cuestionable: la eterna agonía despierta una admiración relativa. Pero Fatih Terim no goza del privilegio que ha heredado Del Bosque: un equipo, no ya una selección, ganador y campeón. Sin embargo, le exprime al mil por ciento.Tanta presión, tanto marcaje pegajoso, tanta reiteración en el esfuerzo supremo, desactivó las virtudes de España. Nihat fue el primer jugador que disparó a portería; Casillas hizo la segunda parada a los siete minutos. «La Roja», sin balón, declina. Sin la pelota, no taladra y con tanto turco encima no precisa. Hasta el minuto 18 no se acercó a Volkan.España es, además del equipo campeón, el número uno del mundo en el medidor de FIFA, y por ello, y por el juego que promete, le aclaman por doquier y en casa le añoran. Avalar todo eso es más difícil que someter a Turquía, semifinalista en el Mundial de 2006 y en el Europeo de 2008. La selección turca es pasión, no delicia, y derrotar a quien tiene más moral que el Alcoyano no es labor superflua. La selección turca es presión y fe; la española depende también de la inspiración, que, sin Iniesta, le llega bastante menos.Hasta el minuto 35 el equipo de Vicente del Bosque no dio muestras de su calidad; partiendo de las botas de Xavi originó la primera triangulación y a Villa se le escapó el 1-0. España había adelantado líneas y los turcos, sin tiempo para pensar ni metros por delante, se atascan. Al filo del descanso Torres recibió de espaldas un pase en profundidad de Xavi, se giró y Volkan despejó cerca del palo. «La Roja» reaccionaba, por fin, fumigaba el avispero de Terim y encontraba huecos para penetrar.Segundo tiempo, Turquía vuelve a morder, a presionar hasta la extenuación. España se defiende, le cuesta salir de su campo, no conserva el balón, no precisa el pase, no sabe cómo espantar al rival; carece de fútbol, de ideas, no llega a Villa, que acusa la inactividad, ni a Torres, abandonado a su suerte, los turcos no lo permiten.El portero y los zagueros visitantes se sienten cómodos, enfrente hay demasiadas figuras estáticas. Del Bosque tiene que mover piezas; Terim le ha tomado la medida y refuerza la media con otro centrocampista, Akman por Senturk. Sólo tres minutos después hay una falta a Torres en el vértice del área grande, lanza Xavi, rebota en Ramos y remata Piqué. Es su primer gol en su primer partido oficial con España. La calidad impone su ley y Mata, para abrir el juego por las bandas, entra en lugar de Villa. Su debut con «La Roja», sin complejos.El gol tuvo el efecto de unas banderillas negras en el lomo de los turcos, que llegaron a invadir con nueve jugadores el campo español. Del Bosque, entonces, metió a Silva por Cazorla, más calidad por los extremos, más agresividad ofensiva en España para contrarrestar la ambición del adversario, valiente, peleón, luchador infatigable, con la moral intacta y la evidente intención de frenar la euforia española. Pero fue en estos últimos compases del encuentro cuando el duende español apareció en escena. Silva y Mata aceleraron la obra y el portero Volkan Demirel adquirió un protagonismo lógico.Xabi Alonso, la sensatez y el rigor en el medio campo, el más acertado de todos, rozó el 2-0, también Mata y casi Llorente, que suplió a Torres cuando el triunfo sólo podía ser más abultado. El 1-0, no obstante, suficiente.