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Teherán

Irán ultima su primer reactor nuclear

Irán dio hoy un importante salto hacia adelante en su controvertido programa nuclear y le reiteró, con hechos, a Estados Unidos que una eventual conciliación no incluye renunciar a sus ambiciones. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, aprovechó el 29 aniversario de la ruptura de relaciones entre ambos países para retomar la cara menos amable y más desafiante del régimen: anunció el ensamblaje de mil nuevas centrifugadoras e inauguró una planta que culmina la cadena de producción propia iraní de energía nuclear. Escoltado por clérigos y miembros de su gabinete, el mandatario iraní se paseó por la primera central de generación de combustible nuclear, levantada en la ciudad de Isfahan, y desveló el primer cilindro de empaquetamiento de pastillas, que alimentará el vecino reactor nuclear de Arak. Allí, está prevista la generación de agua pesada, necesaria para el programa de enriquecimiento de uranio que se desarrolla en la cercana central de Natanz. El anuncio reactiva las sospechas de la comunidad internacional, que acusa a Irán de ocultar un proyecto atómico paralelo cuyo objetivo es la adquisición de un arsenal de armas nucleares. Según los expertos, si el programa nuclear iraní es estrictamente civil, como alega Teherán, no necesitaría las cerca de 50.000 centrifugadoras que el responsable de Energía Nuclear, Gholam Reza Agahzadeh, dijo hoy que su país está dispuesto a fabricar en los próximos cinco años. El anuncio supone, además, un claro mensaje de desafío a la Casa Blanca, que ha instado a Irán a renunciar a su proyecto atómico si quiere recuperar su lugar en el seno de la comunidad internacional. "Los siniestros han tratado de impedir que desarrollemos nuestro programa nuclear. Nos han amenazado con sanciones e incluso han apelado a las organizaciones internacionales, pero hemos conseguido proseguir nuestro camino", dijo Ahmadineyad. "Lo que han hecho ha sido por la fuerza, y deben saber que así no funciona", agregó el mandatario en un discurso ofrecido en la propia central de Isfahan. Ahmadineyad insistió, no obstante, en que su país sigue dispuesto a negociar pero que si la Administración estadounidense comparte la misma visión, deberá plantear el diálogo desde otra perspectiva, ya que Irán no va a levantar el pie del acelerador nuclear. "Deben aprender una nuevo idioma y nueva forma de negociar. Si ellos se acercan a nosotros con honestidad y respeto, a Irán también le gustaría negociar", subrayó el líder iraní, quien apeló directamente a Obama. "Me han dicho que él ha introducido muchos cambios, pero a mí me parece que no ha cambiado en nada; debe dar un paso o dos más adelante. Si nos respetan también lo haremos", aseveró. Nada más llegar al Despacho Oval, Obama expresó su deseo de abrir una nueva etapa en las relaciones con Irán, si el régimen de los ayatolá decidía abrir el puño. Sin embargo, el presidente norteamericano recuperó la semana pasada el discurso más duro y volvió a insistir en que para abrir el diálogo, Irán debe despejar todas las dudas que plantea su programa nuclear. En este sentido, Ahmadineyad respondió hoy que debe ser Estados Unidos el que dé un golpe de timón a su política respecto a Irán y sugirió que debe ser Washington quien nueva la primera ficha. "Nos piden que paremos nuestro programa nuclear, pero son ellos los que deben empezar, porque la época de la guerra ha terminado. Estamos en la era de las naciones unidas por la cultura amor y hermandad", apostilló. Irán y Estados Unidos rompieron sus lazos diplomáticos en abril de 1980, una vez consolidado el triunfo de la revolución islámica que derrocó la monarquía autoritaria del último Sha de Persia, el pro occidental Mohamad Reza Pahlevi. Las relaciones empeoraron en 2002 una vez que la Administración de George W. Bush decidió hacer propias las alegaciones de la oposición iraní en el exilio, que acusaba al régimen de ocultar un programa nuclear bélico.