Nueva York
Joaquín Cortés: «He sido un pionero y eso nadie me lo quitará»
Llega a Madrid con «Calé», en el que repasa toda su carrera
-El estreno de «Calé» coincide con sus 40 años. ¿Hay algo de balance?-Estoy en el ecuador de mi vida, porque espero llegar a los 80, y quiero hacer una retrospectiva de estos veinte años de carrera. Cuando monté mi primera obra fue una revolución en la danza española. Me parece que hay un antes y un después de Joaquín Cortés en el flamenco. Se trata de un repaso de toda mi historia coreográfica y como productor que demuestra que el estilo que creé, basado en el mestizaje cultural, hoy está de moda. Al principio me criticaban tanto los puristas como otras vertientes. Se ha demostrado que soy un visionario. -Sin embargo, usted afirma que no se trata de una sucesión de sus mejores números.-No, es una obra nueva, aunque he intentado robar la esencia de las anteriores. Sé que tengo un público fiel que podrá recordar momentos de todos mis montajes. Hay dieciséis músicos en escena con todo tipo de instrumentos (desde panderos marroquíes a metales) y seis voces, tres masculinas y tres femeninas. -La gira empezó en Barcelona y mañana llega al Teatro Compac Gran Vía de Madrid, pero el estreno mundial será en Nueva York...-Cuando uno se mueve en los cinco continentes, puede permitirse elegir. Es un capricho.-Se definió a sí mismo como un «enfant terrible» en los comienzos, ¿ahora cómo se ve?-Con la misma lucha de siempre. Para ser un revolucionario hay que tener personalidad, imagino que habré madurado. Me siento orgulloso de haber sido pionero, y eso nadie me lo va a quitar. -Asegura que el público español es fiel, pero le hemos oído quejarse de la falta de reconocimiento en España, ¿a qué cree que se debe?-No lo sé. No entiendo cómo siendo uno de los pocos españoles reconocidos y populares en los cinco continentes, la repercusión mediática de mi trabajo es mucho menor en mi país. Tengo quejas justificadísimas. Desde hace bastantes años viene siendo así. Sobre todo cuando he abierto fronteras en países donde nunca habíamos llegado.-¿Y por la profesión se siente más reconocido?-He sido el primer artista español en actuar en la Casa Blanca, en los Oscar, en los Premios Nobel de la Paz, en los Grammy... «Pasión gitana» es la obra española más vista en el mundo. Ha habido bailarines muy importantes antes, como Antonio o Antonio Gades, que llevó el flamenco al teatro, pero yo he dado un paso más allá y lo he introducido en grandes recintos, como estadios, que no paro de llenar. ¿Por qué eso no se reconoce? No me quejo por ego, es la realidad. -Fue elegido embajador para el pueblo romaní por el Parlamento Europeo. ¿Cómo se sintió?-Muy orgulloso. Los gitanos no se pueden considerar una cultura minoritaria porque somos ya trece millones que vamos viajando por toda Europa. Traté de apoyar mi cultura y cambiar la imagen del gitano, pues hay muchos que nos adaptamos a la sociedad, estudiamos y tenemos carreras en todos los ámbitos. -Se ha manifestado contra el concurso para elegir director del Ballet Nacional de España, ¿por qué? -Es ridículo. Debería ocupar el puesto alguien que haya estado al frente de una compañía durante años y no al cargo de un grupo de baile de 15 personas, pues de esos hay muchos. -¿No se ve, por tanto, de vuelta al conjunto que le convirtió en estrella con apenas 20 años?-Para nada. No debo demostrar quién soy a través de un concurso. Además, mi compañía viaja más que el BNE y es menos reconocida. Si alguna vez me lo ofrecieran, sólo aceptaría si tuviera carta blanca y a nadie que me dijera lo que debo hacer.
Un cambio de cicloSabe que cuando acabe esta nueva gira mundial, es decir, en un par de años o tres, quiere cambiar de orientación su vida artística. Aún no sabe si coreografiará para otros, ni cuándo dejará las botas, pero asegura que «nunca bailaré a medio gas». 20 años después de su debut le sigue estimulando colgar el cartel de no hay billetes por el mundo y se siente reconocido al ver que la fusión se ha impuesto en el universo flamenco.
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