Juande comienza su adiós

El Real Madrid afronta el final de la temporada con más indiferencia que ilusión. Nada estimula al equipo de Juande. Espera el Valencia (sábado, 22:00 / laSexta), pero está preocupado por otras cosas. Muchos jugadores dudan de su continuidad en el club cuando llegue el nuevo presidente con otros proyectos y otros, como el entrenador Juande Ramos, ya tienen más o menos claro que no van a seguir. Los partidos contra el Liverpool y contra el Barcelona han marcado el futuro del entrenador. «No tengo asumido nada en firme, sólo que mi contrato era por seis meses y que se acaba el 30 de junio. No por ganar un título me ganaba otro contrato y por no ganarlo no lo tendré», dice. «Cuando llegue un nuevo presidente nos sentaremos y hablaremos. Si no llegamos a un acuerdo, ya tenía asumido que mi contrato era por seis meses», añade con la tranquilidad de siempre.

Han sido seis meses, según Juande, «de mucha vorágine con cambio del presidente, la institución ha estado volcánica». «He intentado abstraer, apartar a la parcela deportiva de todo y hemos conseguido resultados excelentes». Se va a ir convencido de que ha hecho lo que ha podido con lo que tenía: «El Real Madrid está un escalón por debajo de los grandes de Europa. En los últimos años en ‘‘Champions'' se ha caído muy pronto, para el peso de la entidad. Hay alguna carencia y cuando juegas con esos equipos a pleno rendimiento puede aparecer lo que ha pasado y lo que hemos sufrido».

La abultada derrota contra el Barcelona ha marcado el fin de temporada del Real Madrid. Ya no hay nada por lo que jugar o nada importante. El conjunto blanco tiene muy difícil ser primero y nadie le va a quitar la segunda posición. «Tenemos que luchar por ganar para obligar a retrasar el alirón», explica Juande. «Las posibilidades se han reducido enormemente pero como profesionales, mientras matemáticamente sea posible, las fuerzas deben seguir intactas».

El entrenador insiste en que sus jugadores deben defender el orgullo del Madrid en cualquier circunstancia y dice, sin mover un músculo, casi convencido que «el partido va a ser apasionante».