Cataluña

La degeneración de Ciutadans

El proyecto ha ido de mal en peor desde que los intelectuales que apadrinaron el partido dieron un paso atrás.- Pinche en «Ducumeto» (arriba, sobre la imagen) para ver el gráfico completo

La degeneración de Ciutadans
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BARCELONA- En junio de 2005, 15 intelectuales firmaron un manifiesto reclamando la creación de nuevo partido en Cataluña con el ánimo de «regenerar» la vida pública y de ahuyentar «los ficticios problemas identitarios». Esa declaración dio pie a la fundación de Ciutadans-Partido de la Ciudanía, una formación que logró tres diputados en el Parlamento catalán en las elecciones de 2006. Albert Rivera, cabeza de lista y presidente de la formación, se convirtió en la cara de ese éxito. Aquel logro de tres parlamentarios no pudo enterrar, sin embargo, el pecado original de un partido que llevaba en su código genético la confrontación interna.Un año después de las autonómicas de 2006, cuatro de los intelectuales fundadores (Albert Boadella, Arcadi Espada, Xavier Pericay y Teresa Giménez) dieron la espalda a Rivera y se alinearon con el sector crítico, abanderado por el profesor Luis Bouza-Brey, partidario de la fusión con el partido de Rosa Díez. Ciutadans se había desmoronado electoralmente en las municipales de mayo de 2007 al no obtener representación alguna en 69 de los 82 ayuntamientos donde presentó candidaturas.En ese contexto se llegó al congreso de Ciutadans en julio de ese mismo año. El cónclave sirvió para que Rivera y sus afines consiguieran ocupar todos los puestos de la Ejecutiva del partido, aunque su mayoría se proclamó con un 40 por ciento de contrarios. Aparentemente, el proyecto de los no nacionalistas recuperaba la cohesión interna, muy maltrecha en la etapa precongresual tras las numerosas denuncias de los militantes por el «antidemocrático funcionamiento interno». A Rivera también le llovieron críticas por su exceso de protagonismo, pero el joven diputado las encajó con mandíbula de acero. Volvió a encabezar la lista de Ciutadans en las pasadas elecciones generales por Barcelona, pero se quedó lejos del objetivo. Mantuvo su escaño en el Parlamento catalán, pero sus dos compañeros de bancada fueron distanciándose de manera progresiva. Así hasta el pasado viernes, cuando esa degeneración alcanzó su clímax. José Domingo y Antonio Robles decidieron imponer su mayoría en el grupo de tres para descabalgar a Rivera como líder del Grupo Mixto. «Queremos cesar a Rivera por dejación en sus funciones de presidente del grupo», argumentó Domingo. «Defenderemos los ideales de Ciutadans, pero no bajo la disciplina de un partido que ha invertido su tendencia», dijo Robles. Ambos han roto el carné de militantes. Este martes, la mesa del Parlamento catalán debe determinar si la maniobra de Domingo y Robles es válida.Sea como fuere, la evidencia quedó al descubierto. Las heridas están abiertas en Ciutadans y su endémico problema por la indefinición ideológica no parece tener solución.Ya son bastantes los que han abandonado el partido. Algunos como Carmelo González y Maite Nolla se han afiliado al Partido Popular, el más perjudicado por la eclosión de los no nacionalistas. Ciutadans logró disputarle la bandera del bilingüismo al PP y dilapidar parte de sus expectativas electorales. La degeneración lo hace más difícil.