insomnio

La estación que nos agota

Los cambios atmosféricos producidos en estas fechas hacen resurgir ciertos trastornos, como la astenia, un malestar pasajero caracterizado por periodos de cansancio, apatía y debilidad.

La estación que nos agota
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Estornudos, tos, picor... No todos los síntomas de la presente estación se resumen en alergia. Un gran número de personas sufre cada año la visita de la denominada astenia primaveral, un malestar pasajero caracterizado por periodos de cansancio, apatía y debilidad, cuya recuperación es completa sin necesidad de hacer uso de la medicación. Aunque se trata de un estadío que no dura más de unas semanas, puede arruinar los planes de cualquiera. No se conoce una base científica que explique el motivo de este fenómeno, si embargo, lo que sí confirman los especialistas es cierto aumento de las consultas por cansancio y decaimiento a la hora de realizar actividades habituales, explica Guillermo Pombo, médico de Atención Primaria. Con el buen tiempo algunas personas son más sensibles al aumento de horas del día, y producen desajustes que derivan en astenia. Diferentes estudios demuestran que la retina recibe un incremento de luz que genera una estimulación de la glándula pineal, que es donde se segregan las hormonas y neurotransmisores, por lo que se altera el tono anímico y la vitalidad. Si los niveles no son adecuados, sobreviene el cansancio y la tristeza. Otro de los responsables de estos síntomas es el cambio brusco de temperaturas que tiene lugar en esta época del año de manera intermitente. ¿Qué hacer? «Con una dieta sana unida a un aporte líquido adecuado al nivel de sudoración y evitando las bebidas alcohólicas que aumentan la sensación de cansancio, los cuadros de fatiga remiten con el tiempo», aconseja Pompo, quien añade que, «en ocasiones les recomendamos vitamina B si lo necesitan, porque estimula».Por su parte, el psicólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Valentín Martínez Otero, explica los diversos grados de este trastorno. «En la astenia leve la persona carece de estimulación suficiente. A veces se acompaña de tristeza. Por el contrario, en un grado medio, presenta una considerable reducción de la actividad psíquica y física, con desaliento y pérdida de iniciativa». Martínez Otero añade que existe un nivel más intenso que «puede revelar depresión. El afectado puede sentirse bloqueado y desanimado, con considerable pérdida de energía y vitalidad. Puede tener dificultad para moverse, entregarse a las aficiones y para tomar decisiones».En cuanto a la sintomatología, Martínez Otero destaca el polo de la depresión (falta de energía, fatiga, tristeza, alteraciones del sueño, baja autoestima, etc.) o el de la manía (excitación, optimismo, alegría desbordante, verborrea, irritabilidad...). Entre las vías que ayudan a reducir la ansiedad están: «el entrenamiento en relajación; estrategias de control cognitivoemocional (autoinstrucciones, supresión de creencias negativas, mejora del autoconcepto y la autoestima, imaginación guiada...); hábito de estudiar, conocimiento de técnicas de trabajo intelectual, etc.ÚlcerasAstenia, agotamiento, depresión... Y úlceras, una dolencia silenciosa que también se manifiesta en esta época. En concreto, la duodenal que, junto con otras enfermedades del sistema digestivo, es provocada por la infección del helicobacter pylori, una microscópica bacteria que coloniza el estómago de media humanidad. A pesar de que se desconoce por qué se manifiesta generalmente en primavera, algunos especialistas consideran que en su aparición intervienen causas geoestacionarias. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuáles son las vías de infección, pero, para evitarla, los consejos son lo habituales: no beber agua sin tratar y lavar bien las frutas y verduras antes de comerlas, además de no entrar en contacto directo con las mucosas de los perros y gatos que tienen su propia variedad de helycobacter transmisible a los hombres.