Benedicto XVI
Las víctimas del aborto «nuevos santos inocentes»
Cuando el cardenal mencionó «la crueldad del aborto», fue interrumpido por miles de aplausos.
MADRID- «Es urgente vencer la cultura de la muerte con la cultura de la vida», con estas palabras Antonio Mª Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, instó a ser testimonio cristiano a los congregados en la misa de ayer en conmemoración de la Sagrada Familia.
El cardenal centró su homilía ante casi un millón de personas en la propuesta de la familia católica y el rechazo frontal al aborto, calificándolo como una de las «lacras más terribles» de la sociedad actual. Asimismo, invitó a todos los católicos presentes a seguir el «modelo de la familia de Nazaret» y a dar testimonio al mundo de la «alegría honda y duradera» que proporciona la familia cristiana. «Esta verdad y este modelo de verdadera famillia, cuya actualidad no pasa nunca, es lo que queremos anunciar y presentar de nuevo hoy», afirmó.
Recordó también las palabras de Juan Pablo II, en las que establecía la «regla de oro» de toda evangelización», durante su visita a España en mayo de 2003: «Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se imponen, sino que se proponen».
En relación al aborto, el cardenal añadió que «estremece el hecho y el número de los que son sacrificados por la sobrecogedora crueldad del aborto, una de las lacras más terribles de nuestro tiempo tan orgulloso de sí mismo y de su progreso», declaró. «Ellos son los nuevos Santos Inocentes», sentenció el arzobispo justo en el momento en que fue interrumpido por los miles de aplausos de los asistentes.
La familia como modelo
Rouco Varela definió el amor como el cauce de la familia, «la razón de su existencia». «Cuando el varón y la mujer se entregan mutuamente para toda la vida en el verdadero matrimonio, se aman. Cuando no impiden que de la donación mutua de sus personas brote una nueva vida, la de sus hijos, están amando profundamente. Y los hijos aprenden a amar experimentando cómo son amados gratuitamente, por sí mismos», concluyó Rouco Varela. «Vivir vuestro matrimonio como os lo pide Dios supone un reto formidable. La cultura del relativismo egoísta, del interés y de la competencia de todos contra todos, y la cultura de la muerte son muy poderosas».
También instó a dar testimonio del modelo cristiano de familia, a la que calificó como la «verdadera». Para ello, recordó además las palabras de Juan Pablo II: «¡El futuro de la Humanidad pasa por la familia!», y de Benedicto XVI: «La familia es la principal agencia de paz».
El crucial papel de los abuelos Por último, el prelado dirigió un efusivo saludo a los abuelos «protagonistas callados, pero decisivos, hoy y tantas veces de la educación cristiana de sus nietos, futuro de la sociedad y de la Iglesia»; a los matrimonios, como «santuarios de la vida, hogares del amor y testimonio de esperanza»; y a los jóvenes y niños, a los que calificó como «los preferidos del Señor».
«Los niños necesitan de sus padres. Necesitan del amor de un padre y una madre para poder ser engendrados, traídos al mundo y educados conforme a la dignidad que les es propia desde el momento en el que son concebidos en el vientre materno», concluyó.
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