Barcelona

Los porteros en silencio por «Cata»

Cientos de porteros se concentraron anoche a las puertas de la discoteca donde fue asesinado su colega. Querían demostrar que son un colectivo honesto, alejado de la violencia y las drogas

Los porteros, en silencio por «Cata»
Los porteros, en silencio por «Cata»larazon

MADRID- Ayer fue el turno del gremio de porteros para reivindicar sus derechos e intentar limpiar una imagen que ha terminado muy maltrecha tras los recientes crímenes de la discoteca Palace y El Balcón de Rosales. Arrecia la polémica sobre las supuestas mafias de la noche, mientras la Comunidad se apresura a regular el acceso a este tipo de trabajo con pruebas de conocimientos y psicotécnicas, y la Policía a realizar actuaciones concretas encaminadas a dar una imagen de seguridad y combate del crimen.
En ese escenario, ayer, varios cientos de «controladores de acceso de locales nocturnos de Madrid» se concentraron en la puerta de la discoteca Heaven, de Ópera, donde hace justo una semana moría un portero rumano y también un joven relaciones públicas español, asesinados a tiros por un tercer hombre con un expediente plagado de problemas con la autoridad. Aunque en principio estaba previsto que los porteros marcharan a lo largo de la Gran Vía, desde Cool, uno de los locales emblemáticos de la marcha madrileña, finalmente decidieron concentrarse en el lugar donde «Cata» cayó abatido hace siete días.
El silencio reinó en una concentración de apoyo a los familiares del asesinado, en especial a su viuda que estuvo arropada por los compañeros de su marido y por el que era su jefe hasta hace una semana, Ivo. En el suelo, en una especie de altar, se acumulaban las velas en homenaje a «Cata» junto a una bandera de Rumanía, su país de origen. Tampoco faltaron fotografías pegadas en la pared del portero asesinado y de Alejandro Muñoz Rojas, el relaciones públicas de Joy Eslava también tiroteado de muerte aquella noche.
Junto al apoyo a sus familiares, los asistentes a al concentración de anoche pretendían defender la honradez de un colectivo que no ha salido muy bien parado por los datos que se han ido conociendo a lo largo de la última semana. «Dicen que somos mafias, pero no es así», apuntaba uno de los vigilantes. De sus palabras se desprendía alguna crítica velada a la actuación de algunos policías, pero sin llegar a más, se centraron en la defensa de su gremio. Sobre todo, pretendían defenderse en dos frentes: ni violencia ni droga. «Venimos a trabajar por la noche, y no a pegar. Tampoco utilizamos nuestro puesto en la puerta de los locales para introducir la droga», insistían los porteros concentrados a las puertas del Heaven.
Por otra parte, la Asociación Nacional de Porteros Profesionales ya había especificado hace unos días que la manifestación sería un desfile silencioso de solidaridad con la familia del muerto y que la posición oficial del grupo era, como es lógico, la condena de cualquier tipo de violencia. Pero, entonces, también se arremetió con el control de acceso a la profesión que la Comunidad acaba de instaurar.
No porque la idea siente especialmente mal (en Barcelona y Valencia ya existen ese tipo de regulaciones), sino porque se consideraba que los plazos eran excesivamente cortos y que algunos puntos carecían de sentido, como el hecho de que alguien que apruebe los exámenes para ser portero en la Comunidad no pueda homologar su título con los de otras zonas de España.
Así pues, la concentración de ayer que transcurrió, en efecto, con corrección y silencio, casi místico, tenía también en cierto modo una intención extraoficial, más allá del homenaje. Pretendían demostrar que su colectivo es un grupo de trabajadores unido, serio y profesional donde los violentos o los mafiosos son manzanas podridas puntuales.