Feria de San Fermín

Luis Bolívar deshace el maleficio

Luis Bolívar deshace el maleficio
Luis Bolívar deshace el maleficiolarazon

Madrid- El colombiano Bolívar cortó una oreja por el coraje que derrochó toda la tarde, no estuvo exquisito, en especial con el peligroso primero porque en esta ocasión, como en otras muchas, es preciso impresionar al público, incluso atemorizarlo. Tampoco es un torero de fino trazo, que no le va. Su estilo es el que mostró ayer y el que quiere ver su público.Borró la monotonía de la tarde y de otras pasadas a fuerza de empeñarse en el éxito. El público madrileño, entendido, sabe clasificar a cada torero en su estilo; por ello aprecia las distintas peculiaridades. Así sucedió con El Fandi, que banderilleó a su primero muy clásicamente, al cuarteo, sin entusiasmar. Por el contrario, al quinto, le prendió los pares con su personal manera, y el público respondió. Juan Bautista, alicaído y desganado, no aprovechó debidamente las condiciones de su dos enemigos, los más propicios del encierro. El francés, con el suave primero, realizó una faena sobre el pitón derecho, a media altura y rematando los pases hacia fuera. Los naturales, también en línea y, por consiguiente, sin ceñirse. Labor compuesta pero sin entrega ni alegría. La faena del cuarto, manso pero bueno para la muleta, cayó en el mismo defecto: cites en línea, remates hacia fuera y sin emoción. El torero pareció que toreaba en el campo, sin poner entusiasmo en lo que hacía. El público, que le tiene ley, silenció su labor aunque hubo algunos discrepantes. Lo cierto es que se le fue un animal muy apto para el toreo que, además, transmitía . El Fandi colocó al buen segundo dos pares de banderillas pasables y un tercer par por dentro, arriesgado. La faena, casi toda por el pitón derecho, con cites fuera de cacho y remates hacia fuera. Por ello, a pesar de templarse, no llegó al personal. Los naturales finales, en línea y a media altura, que era como embestía el animal por ese pitón.Con el quinto, bueno pero que se acabó pronto, consumó un buen tercio de banderillas, en el que sobresalió el tercer par, al violín. Inició la faena de rodillas en el centro, por el pitón derecho y continuó por el mismo lado con buen son. El toro aguantó apenas diez muletazos, se paró y los naturales y derechazos que siguieron no fueron tan lucidos. Labor voluntariosa. Bolívar, con el violento tercero, se mostró valeroso en su afán de lograr faena. Las tres series diestras que consiguió no acabaron de llegar al público a pesar del riesgo. Debió cruzarse más con el fin de evitar que el toro, muy mirón, lo midiera mucho y lo tuviera presente durante toda la arrancada. Mucho empeñoSalió muy decidido en el sexto, con el capote hasta resultar cogido en un remate. La faena, valiente aunque un tanto rápida pero vibrante. Suplió la falta de templanza del trasteo con la mucha rabia que puso en el empeño, por lo que llegó a los tendidos. Faena corajuda con el defecto de citar fuera de cacho, por lo que quedaba al descubierto. En uno de los naturales finales, la res lo vio y lo prendió por el muslo contrario, el derecho, resultando herido. El colombiano transmitió al personal, porque le echó verdad a la faena, y eso cala mucho en la gente y el hecho de continuar ante el toro sangrando por su pierna.