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Manhattan

Madoff se coloca en los primeros puestos de los grandes timadores

La Razón
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Bernard Madoff, que hoy se declaró culpable de once delitos e ingresó inmediatamente en prisión, ha pasado en tres meses de ser un respetabilísimo y prestigioso financiero a estar entre los delincuentes más odiados en EEUU y otros muchos países. Avergonzado y sin mirar a los inversores, a quienes hoy mismo y ante un juez, admitió haber robado miles de millones de dólares, Madoff, de 70 años, está ya en la galería de los mayores timadores de la historia por su multimillonario fraude a inversores pequeños y grandes de todo el mundo. "Lo siento mucho y estoy profundamente arrepentido", dijo Madoff en el tribunal federal del distrito sur de Manhattan, sin quedarle más remedio que admitir que "este día tenía que llegar (...) No soy capaz de expresar cuánto siento lo que he hecho". Ante el juez se presentó el financiero en desgracia con un impecable traje gris oscuro, bajo el que llevaba un chaleco antibalas, y sin la gorra de béisbol que ha portado en cada una de las anteriores salidas de su casa al juzgado. La caída de esta leyenda de Wall Street -nacida en 1938 en el barrio de familias trabajadoras de Far Rockaway, en Queens (Nueva York) y trasladada al elitista Upper East Side de Manhattan, donde hizo negocios toda su vida-, se comenzó a escenificar el 11 de diciembre pasado, cuando admitió ser el autor de un fraude de características épicas que él mismo cifró en 50.000 millones de dólares (unos 39.230 millones de euros). Desde la década de 1990 y a raíz de que algunos clientes le pidieran asesoría Madoff, el presidente de Bernard L. Madoff Investments Securities desarrolló un sistema fraudulento de inversiones que prometía altas rentabilidades y que pagaba a los primeros inversores con las cantidades que captaba de los últimos en confiar en su gestión inversora. Madoff o Bernie, como le llaman los neoyorquinos, ha pasado tres meses y un día confinado en su lujoso apartamento del centro de Manhattan, un ático valorado en 7 millones de dólares, junto a su esposa Ruth, después de haber pagado una fianza de 10 millones de dólares. Si el juez Denny Chin le condena el próximo 16 de junio a los 150 años de prisión que pide la fiscalía por los once delitos económicos cometidos, Madoff tendrá que pasar el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad, tal como la ley federal indica que ocurre con quienes se enfrentan a penas superiores a 25 años. Hasta entonces el elegante inversor de pelo blanco y sonrisa socarrona esperará junto a delincuentes comunes en una prisión del sur de Manhattan. El que un día fuera considerado como un impecable financiero, al que escuchaban sus opiniones las más altas autoridades económicas y monetarias estadounidenses, recibe hoy calificativos como "sinvergüenza, canalla, ladrón, mentiroso o delincuente"por muchos estadounidenses que emiten su opinión sobre él en los blogs de los medios de comunicación. "Lo que ha hecho no es un delito menor. Encuentren la prisión más desagradable que haya y enciérrenle con sus disculpas allí", pedía hoy I. Ifshin desde un blog del diario The New York Times. Otro internauta, Gary Wilson, en la misma página insistía en que "la pregunta es ¿donde está el dinero si nunca lo invirtió? El y su mujer no se pueden haber gastado así como así 50.000 millones. Eso sólo lo hace el Gobierno federal". Con la confesión sobre su gigantesco timo, Madoff ha puesto fin a una carrera que comenzó a sus 22 años, cuando se inició en el mundo inversor al abrir una empresa con los 5.000 dólares que ganó como salvavidas en un trabajo de verano en Long Island, según él mismo relató a la prensa en alguna ocasión. Ante el éxito empresarial, su hermano Peter se unió a la firma, y Madoff pasó a otra etapa de su carrera que le llevó a presidir el mercado del Nasdaq y que le convirtió, junto a su esposa Ruth, en una de las personalidades más sociales de Manhattan. Este judío neoyorquino estudió un año en la universidad de Alabama y se graduó en ciencias políticas en 1960 en la de Hofstra (Nueva York), además de asistir durante un año a la Facultad de Derecho de Brooklyn. Filántropo, ex tesorero del Universidad judía Yeshiva y creador de la Madoff Family Foundation, dedicada a actividades de caridad como otras asociaciones de todo el país víctimas de su fraude, el inversor tenía también una firma financiera en Londres y sus actividades habían sido investigadas en ocho ocasiones por las autoridades reguladoras estadounidenses.