China

Miguel Ángel Rodríguez: Otro planeta

A China con...

Miguel Ángel Rodríguez: Otro planeta
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Shanghai es el tercer mundo que sobrevive escondido entre rascacielos. Desde el piso ciento uno del World Trade Center la pobreza se aprecia mal. Se disimula entre las nubes que ocultan el edificio más alto del mundo. Debajo, hay miseria. China es un país fascinante e incompresible. Viven en otro mundo. Se ríen de nosotros cuando gritan por la calle ¡Guoch, guoch, guoch! (watch, reloj) para engañar a los insensatos vendiéndoles una imitación de plástico que se estropea antes de cambiar la hora, al mismo tiempo que admiran nuestro modo de vida: las actrices de las fotografías publicitarias visten y se peinan al modo Occidental. Shangai, el lugar que está cerca del mar, es la viva expresión de ese entorno asombroso e impenetrable. Cada año construyen el rascacielos más grande del mundo, pero siguen usando andamios de caña de bambú; allí tienen sede las multinacionales más poderosas, pero en los edificios cercanos la desgracia se defeca en un váter común por planta. China es ese gigante que nos asusta: no pueden construir las carreteras, los puentes y los hospitales que necesitan porque no habría acero ni hormigón en el mundo. Si cada familia tuviera aire acondicionado en su casa, necesitarían la energía de tantas centrales nucleares que sería un peligro para el planeta. Propongo un viaje a Shangai: la China más occidentalizada. No hay que aventurarse por ningún pueblo del interior para llegar a otro planeta.