
Nueva York
Rebiya Kadeer la Dalai Lama uigur
Rebiya Kadeer, de etnia uigur, es una empresaria y activista política señalada por el Gobierno chino como la instigadora de las revueltas de Xinjiang, que comenzaron el pasado 5 de julio con disturbios entre musulmanes uigures y chinos han, lo que ella ha negado. Kadeer (Altai, 21 de enero de 1947) es presidenta del Congreso Mundial Uigur (WUC) y desde 2004 vive exiliada en Estados Unidos, donde llegó para tratarse médicamente después de que Pekín la encarcelara por "actividades separatistas"y "poner en peligro la seguridad nacional"de China. Nacida en la más absoluta pobreza, Kadeer se convirtió en la uigur más rica -llegó a ser apodada "La millonaria"- tras progresar meteóricamente en los negocios, que empezó con una simple lavandería y posteriormente amplió a centros comerciales. El éxito emprendedor le valió entrar a formar parte en 1995, como parlamentaria de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), órgano formado por destacadas personalidades que reciben de forma honorífica el título de asesores del Gobierno, e incluso fue la enviada china a la Conferencia de la Mujer, organizada en Nueva York por Naciones Unidas. Sin embargo, su estrella empezó a declinar en 1998, después de que las autoridades la acusaran de participar en las revueltas musulmanas de la ciudad de Gulja (Xinjiang), sucedidas en 1997, que según datos oficiales causaron 9 muertos y que se zanjaron con la ejecución de 30 uigures. En 1999, fue arrestada cuando acudía a una reunión con una delegación de congresistas estadounidenses, bajo la acusación de revelar secretos de estado. Por este caso, Kadeer fue condenada a su primera pena de cárcel, el 10 de marzo del 2000, dictada por el Tribunal Popular Intermedio de Xinjiang. Más de cinco años después, en marzo de 2005, las autoridades penitenciarias chinas accedieron a que se trasladase por razones médicas a Estados Unidos, lugar donde ya se había exiliado casi toda su familia. Madre de 11 hijos y casada en dos ocasiones, su familia ha sido ampliamente perseguida y, de hecho, dos de sus hijos están ahora en la cárcel. Sin embargo, antes del traslado, Kadeer ya había empezado a erigirse como un símbolo de la represión contra la etnia uigur y su tarea fue reconocida con el premio Thorolf Rafto de los derechos humanos, otorgado por Noruega en 2004. En 2006, una parlamentaria sueca presentó su candidatura al Premio Nobel de la Paz, un galardón para cuyo nombre ha sonado de forma repetida desde entonces. Ese mismo año, se convirtió en la presidenta del Congreso Mundial Uigur (WUC), una asociación que agrupa a los exiliados uigures y defiende sus derechos, a pesar de que Pekín la ha incluido en la lista de organizaciones terroristas que amenazan al país. Su figura cobró relevancia mundial este mes de julio, después de los disturbios de Urumqi, los más sangrientos que vivió China en dos décadas, con 156 fallecidos según fuentes oficiales y más de 800, según los uigures. Pekín la acusó de haber azuzado a los separatistas uigures contra los chinos han y de haber organizado las revueltas. Ella lo negó desde Estados Unidos. La insistencia de Pekín de asociar la matanza con el nombre de Rebiya Kadeer ha emergido como un elemento aglutinador de las reclamaciones uigures y se la empieza a conocer como la "Dalai Lama uigur", a imagen y semejanza del papel preponderante de éste entre los tibetanos.
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