Lima

Sendero Luminoso retoma las armas

El nieto de Mariátegui
El nieto de Mariáteguilarazon

BUENOS AIRES- Sendero Luminoso se ha reinventado. En una metamorfosis basada en el tráfico de cocaína y en los secuestros, la banda terrorista peruana ha encontrado un filón rentable que sobrepasa con creces sus ideales extintos. Y lo ha hecho de nuevo, durante el mandato del presidente, Alan García. Así quedó constatado ayer, tras un nuevo atentado en el que tres policías murieron y uno resultó herido. La fecha no es casual, faltan pocos días para el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) la reunión en Lima que congregará a 21 líderes de todo el mundo, entre ellos el presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush.
«Ha ido un avión a recoger los féretros y hacer las diligencias que correspondan de acuerdo a ley», dijo ayer el ministro de Interior, Remigio Hernani. El ataque ocurrió en la región Ayacucho, cuna de Sendero Luminoso, a unos 583 kilómetros al sureste de Lima.
«Esto preocupa muchísimo y sabemos que se trata de posibles delincuentes narcoterroristas. Esta zona es delicada por el tránsito de mulas –gente que transporta droga–, puede tratarse de una venganza por las incautaciones continuas que se hacen en el lugar», sostuvo el ministro.
En plena madrugada los atacantes abrieron fuego sobre el vehículo policial por ambos flancos con armas de corto y largo alcance, señaló Hernani. Hace tan sólo un mes, miembros de Sendero Luminoso emboscaron a un convoy y mataron a 13 militares y dos civiles en la región andina de Huancavelica, en uno de los peores asaltos del grupo rebelde registrados en los últimos años.
Sendero Luminoso libró durante más de dos décadas un enfrentamiento contra el Estado peruano que dejó 69.000 muertos o desaparecidos, la mayoría civiles. Sin embargo, tras el Gobierno de Fujimori, la banda parecía debilitada. Tras la captura en 1992 de su líder y fundador, Abimael Guzmán, el grupo disminuyó sus acciones y se refugió en lugares remotos del país, donde realiza ataques a la Policía que lucha contra ellos y el narcotráfico.
Cuando llueve mucho –y eso ocurre con frecuencia en la selva–, las carreteras que llevan a San Francisco, la puerta de entrada al valle de los ríos Apurímac y Ene, son un borroso garabato de lodo que desafía al chófer más osado.
Las incontables cruces que acompañan esas curvas cerradas advierten que puede ser uno el siguiente en caer en aquellos abismos camuflados bajo la espesa vegetación de la selva ayacuchana. En ese intrincado escenario de un solo carril, los últimos hombres de Sendero Luminoso aliados del narcotráfico y dirigidos por «Alipio», emboscan y atacan a policías, militares y civiles para luego huir y cobijarse en el monte. Es el distrito ayacuchano de Luricocha, donde la pasada madrugada acribillaron a tres policías, un lugar peligroso para los efectivos de la Policía de Carreteras.
Se trata de una zona de tránsito de la cocaína y de la pasta básica que se produce en otras zonas como Sivia y Llochegua. Desde diciembre de 2005 y sólo en esta región, han sido asesinados alrededor de 30 policías.
Por razones desconocidas, los senderistas esperan los últimos meses del año para preparar sus emboscadas. Desde 2005, los ataques efectuados por los terroristas contra la policía se han producido entre noviembre y diciembre. ¿Simple coincidencia?
El 5 de diciembre del 2005, diez policías que trasladaban a un narcotraficante fueron atacados. Cinco agentes murieron en la acción. Tres días después, los subversivos ametrallaron un helicóptero sin dejar heridos. El año pasado, el 16 de diciembre, cinco policías y tres civiles murieron al caer en una celada preparada por una columna senderista. El último ataque sucedió el 14 de noviembre último. El resultado: cuatro agentes muertos.
Pero esta no es la única coincidencia. Los ataques tuvieron como objetivo asesinar policías encargados de la lucha contra el narcotráfico. Un indicio que lleva a pensar que Sendero Luminoso se ha reconvertido en un cártel más dedicado al tráfico de droga. Un dato importante: Perú es el segundo productor mundial de cocaína. Un lucrativo negocio.