Música
Sin pudor
Vamos con la SGAE de mal en peor. La voracidad recaudadora de esta privilegiada sociedad no parece tener límite alguno. Le da igual meter espías en las bodas que cobrar cantidades indecentes por conciertos benéficos. Ahora que ha sido descubierta reconoce el error y asegura que devolverá los 5.600 euros percibidos por un recital de David Bisbal que tenía como fin salvar la vida de un niño de Roquetas. Lo peor es que, aún no repuestos del mayúsculo escándalo, nos llega la noticia de que la próspera sociedad del ex canario Teddy Bautista también ingresó dinero por espectáculos celebrados con objeto de ayudar a las victimas del terrorismo. ¿Cuantos más casos habrá?. Siempre se dijo que el que la hace una vez, la repite de nuevo.
Los autores tienen todo el derecho del mundo a reclamar que les rente su trabajo, faltaría más. Pero la voracidad recaudadora debe tener límites. Ni se puede pretender cobrar un canon a todos los ciudadanos por culpa de unos cuantos, ni llegar al ridículo de meter espías en las bodas para descubrir la música que en ellas se interpreta. Lo primero es abusivo y lo segundo, esperpéntico. Pero sin duda es peor lo último conocido: que cobren por los conciertos benéficos. Produce bochorno este nuevo escándalo que en cualquier organización obligaría a dimitir al responsable de la misma. En la SGAE, no. Carecen de pudor.
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