Estreno
Todos a una: Lope con acento británico
«Fuenteovejuna» llega a los teatros del Canal de Madrid en una producción española que tiene al frente a Laurence Boswell, un director curtido en nuestro Siglo de Oro en la escuela de la Royal Shakespeare Company.
«Fuenteovejuna» se vuelve a levantar en armas en Madrid. Y, aunque lo hace en español, esta vez tendrá ecos del teatro inglés. Algo fácil de explicar si el lector vio la magnífica versión de «El perro del hortelano» que Laurence Boswell dirigió en 2008 en una girra española que encabezó Blanca Oteyza. Para quienes no tuvieron esa suerte, mejor que el propio director inglés, formado durante años en la Royal Shakespeare Company, donde ejerce como director asociado, explique su visión de esta pieza y del teatro del Siglo de Oro, en concreto, el español, su pasión. En este otro texto de Lope de Vega repite con la compañía Rakatá Teatro, aunque cambian algunos nombres del reparto: Lidia Otón dará vida a la ultrajada y aguerrida Laurencia, Alberto Jiménez al Comendador, epítome de los abusos del poder, y Gerardo Malla a Esteban, el labriego humillado.Para Boswell, la clave del éxito popular de «Fuenteovejuna» reside en que «es una obra muy original: finalmente la gente es la heroína de la obra, Lope convierte a la comunidad en la protagonista. Es una pieza sobre el pueblo y el rey, sobre cómo, aunque puede haber personas poderosas, al final los héroes son la gente corriente. Shakespeare, por ejemplo, contempla la historia desde el punto de vista de los reyes y reinas, y esta obra lo hace desde el de la gente. Creo que es muy democrática en ese sentido». Claro que el director no es subjetivo: Boswell reconoce su querencia por Lope más que por otros dramaturgos áureos. «Hay algo especial en él; he dirigido "El pintor de su deshonra"y "Don Gil de las calzas verdes", me he puesto al frente de Calderón de la Barca y Tirso de Molina, y me gustan, pero Lope me encanta. Es un genio intuitivo y me atrae especialmente su toque ligero, y su facilidad para ser representado».Quizá la clave está en lo universal de lo narrado por el madrileño. De hecho, cuenta Boswell sobre las posibles diferencias en la percepción de temas como el honor que «en la cultura inglesa el concepto es ligeramente diferente; pero se trata de una cuestión de énfasis, de intensidad, no hay nada en esta obra que a mí o al público inglés nos sea ajeno».Boswell, que repite con Rakatá Teatro después de «El perro del hortelano», explica que «he dirigido muchos Shakespeare, también Lope, y usan las mismas herramientas metodológicas. He trabajado con actores españoles exactamente de la misma forma que preparo a Shakespeare con los ingleses: con la aliteración, con el ritmo, con la respiración, con la mezcla de gestos y verso... Son poetas que usan los mismos trucos y el trabajo es idéntico».Método democráticoEl director parece contento con los resultados: «Lo mejor de Rakatá es que a los actores españoles les interesa descubrir nuevas formas de trabajar, nuevos métodos, se les ve contentos de formar parte de una estructura cooperativa». Y añade: «Me cuentan que los directores españoles suelen ejercer mucho de jefes. Los ingleses son mucho más democráticos. Así que los actores han estado muy abiertos a mis propuestas, he disfrutado del trabajo con ellos, y en esta ocasión hemos avanzado más, porque recordaban las enseñanzas previas. Hemos desarrollado nuestro propio estilo como compañía». Cuenta sobre uno y otro montaje que «existen vínculos porque hay actores que ya estaban antes, y otros, espero, en la claridad y la naturalidad con que se dice el verso».Y resume sobre su concepto del teatro: «Creo que muchos directores se esconden tras la escenografía y la iluminación. Si haces una tarta debes saber cómo trabajar con la masa, la harina, el azúcar... Ese es nuestro trabajo. Y en el caso del teatro clásico, el director debe meterse en la poesía, hacerla real. Lope no tenía escenografía, y apenas empleaban figurines o atrezzo. El teatro es una cuestión de actores y lenguaje. Hay muchos directores que no entienden cómo funciona la voz ni quieren realmente entrar en contacto estrecho con los actores. Lo disfrazan detrás de todo tipo de escenografía. Pero eso es el glaseado de la tarta: sí, puede parecer que se hace rápido, aunque realmente no se entiende nada. Tenemos que proporcionar conocimientos al público, no podemos darles tan sólo azúcar». Y resume: «Si quieres dirigir películas, hazlo, las películas son un arte visual: el teatro trata del lenguaje, no puedes huir de eso». ¿A alguien no le ha quedado claro?
Inglaterra va por delanteEstos días proliferan los directores británicos en la cartelera española con clásicos: Sam Mendes, Will Keen con «Romeo y Julieta», el propio Boswell... Cuenta éste que «En Inglaterra se produjo una gran revolución en los 60 cuando tienes una tradición muy afianzada puede permitirse reinvenciones radicales». Algo que, dice, no ocurrió en España «porque se vio interrumpida». Y cree que en nuestro país, «falta seguridad sobre cómo decir el verso, y hay aún cierta tradición muy antigua y retórica de la que huyen los más jóvenes». Aun asi es optimista: «El teatro clásico español está ahora en el proceso de reinventarse».
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