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«Watchmen»: los superhéroes crecen

La novela gráfica de Moore y Gibbons que cambió el concepto del justiciero y el villano, la más aplaudida e influyente, ha tardado más de veinte años en llegar al cine. Zack Snyder («300») se atrevió por fin y hoy se estrena en todo el mundo.

«Watchmen»: los superhéroes crecen
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Como ocurre con tantas obras maestras, glosar en cifras y datos asépticos el éxito de «Watchmen», la serie publicada por DC Comics entre 1986 y 1987 –fueron doce números mensuales, después recogidos en un tomo– de Alan Moore (guión) y Dave Gibbons (dibujo), tan sólo ofrecería un retrato parcial de la realidad. Pero algo ayuda. Ahí van dos: fue la primera novela gráfica que ganó el premio Hugo de ciencia-ficción y la única que fue incluida por la revista «Time» en su lista de las cien mejores novelas del siglo XX. Su relevancia catapultó a Moore al Olimpo del cómic y redefinió el concepto del superhéroe. El huraño escritor inglés (Northampton, 1953) le restaba importancia en el libro-entrevista de George Khoury «The extraordinary works of Alan Moore». «Lo que hace a "Watchmen"una obra radical no es realmente la trama. No es el tratamiento oscuro de los superhéroes, quiero decir, eso se ha hecho antes», explicaba Moore, haciendo referencia a la obra previa de Stan Lee y Jack Kirby, ya desde 1961, con «Los 4 Fantásticos». «Lo más radical sobre "Watchmen"–añadía– fue su forma de contarlo, las ideas escondidas, las cosas que tan sólo salían realmente a la luz con la narración».Un proyecto malditoObra totémica estructurada en capas de subtexto, «flashbacks», narraciones paralelas, cómic dentro del cómic y una precursora desmitificación de los papeles del héroe y el villano, su adaptación al cine era inevitable. La idea la tuvo el productor Joel Silver («La jungla de cristal», «Arma letal», «Matrix»...). Pero pronto se convirtió en uno de esos proyectos malditos de Hollywood, con el «star system» interesado (Tom Cruise, Richard Gere, Robin Williams... todos se peleaban por un papel), cambios de director (Terry Gilliam fue el primero, luego Paul Greengras, y circularon nombres como Darren Aronofsky y Guillermo del Toro), varias versiones de la historia e idas y venidas de despacho en despacho: Fox retuvo los derechos entre 1986 y 1990. Tras varias carambolas acabaron en Warner Bros, y Fox acudió a los tribunales. Los «fans» tuvieron que esperar hasta el pasado 15 de enero para respirar tranquilos: un acuerdo «in extremis» permitió el estreno del filme, que estaba en el aire.Ya lo adelantaba Terry Gilliam en otro pequeño gran libro de 2004, «Alan Moore, retrato de un caballero extraordinario»: «¿Cómo haces una película de una obra maestra? Eso siempre es un problema. Hasta ahora nadie ha hecho una buena versión de "Guerra y paz", y para mí "Watchmen"es el "Guerra y paz"de los comics». Y añadía: «Cada vez que nos centrábamos en los elementos narrativos perdíamos en la descripción de los personajes... Y sin sus neurosis y complejas relaciones los personajes se convertían en superhéroes de los de toda la vida con un toque algo rarito». Superar esa maldición se logró en gran medida gracias a la determinación de un joven director, Zack Snyder, conocido por «Amanecer de los muertos» y «300» (adaptación de otro tebeo, éste de Frank Miller). El resultado llega hoy a las pantallas de todo el mundo. Y, si algo cabe decir es que se trata de una adaptación fidelísima.Probablemente, el coguionista, David Hayter («X-Men» y «X-2») temió la reacción de la nación «freak», y en especial de la «secta Moore». Y quizá Hayter y Snyder tuvieran en cuenta el ejercicio de crítica destructiva que Moore ha llevado a cabo en público con cada una de las adaptaciones de sus cómics. Con razón, como con «La liga de los hombres extraordinarios» y «From Hell» (ninguna hacía justicia a las obras en que se basaban); o sin ella: la muy digna «V de Vendetta» no merecía su desprecio. Pero así son los genios... Con «Watchmen» no hubo que esperar: el autor mandó una autorización a principios de 2008 para retirar su nombre de los títulos de crédito y ceder sus derechos a Gibbons.Al contrario que Moore, el dibujante nunca le dio la espalda al proyecto. En una entrevista para «Wired», Gibbons explicaba sobre Snyder: «Aunque está usando el cómic como "storyboard", la forma en la que lo ensambla y la manera en la que introduce sus propias imágenes en la película muestran que es un hombre de increíble visión». En pantalla faltan cosas, cómo no: el original es inabarcable –son más de 400 densas páginas– en un solo filme. Moore y Gilliam incluso se plantearon rodar una serie de cinco capítulos. Pero Hayter y Snyder han dejado lo esencial y eliminado lo accesorio (como una narración paralela de un serial de piratas: eso estará en un DVD aparte). Y todo (o casi) lo que hay en pantalla aparece en el original... ¡incluso viñeta por viñeta!Para el reparto, Snyder ha optado por rostros más o menos desconocidos: Jeffrey Dean Morgan es el justiciero filonazi conocido como El Comediante; la bella Malin Akerman será uno de los rostros que habrá que tener en cuenta después de verla brillar como Espectro de Seda; Jackie Earle Haley cuadra a la perfección como el sociópata enmascarado Rorschach, el terror de los bajos fondos; Patrick Wilson encarna al frustrado Buho Nocturno, o cómo un cuarentón disfrazado puede convertirse en un prejubilado decadente; y Matthew Goode es el multimillonario Adrian Veidt, alter ego de Ozymandias, el hombre más listo del planeta.«Merchandising» y librosSi Ozymandias es la mente, el Dr. Manhattan es el poder: un accidente convirtió al científico nuclear Jon Osterman casi en un Dios, un ser azul que controla la materia y la energía, se teletransporta, percibe a la vez pasado, presente y futuro, y parece ajeno a los problemas del hombre como especie trivial en el océano cósmico. Billy Cudrup le da vida en una recreación digital dentro de un filme repleto de efectos especiales que ha costado 100 millones de dólares. Ahora cabe preguntarse: ¿quién verá (en los cines) a los vigilantes? ¿Se enganchará el público quinceañero a unos héroes de la generación anterior? La apuesta es fuerte. El mundo editorial no la ha desaprovechado: el cómic ha sido relanzado en las tiendas (hay una edición de lujo de Planeta DeAgostini), y la editorial Norma ha publicado un interesante tomo, «Watching the Watchmen», repleto de bocetos y notas inéditas de Gibbons; además, el «merchandising» será poderoso. De entrada, ya hay un vídeojuego. Y en alguna web se revela que los tiburones de los grandes estudios querían una segunda entrega. Suena a broma. Pero quién sabe, en Hollywood todo es posible.