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Impeachment

La Casa Blanca bloqueó la ayuda a Ucrania tras la conversación de Trump con Zelenski

Varios correos oficiales demostrarían que existió una orden que el presidente siempre ha negado. El funcionario que la transmitió se negó a declarar ante el Congreso y ha sido vetado en el Senado

Donald Trump
El Presidente Trump se dirige al auditorio en un acto en Palm Beach (Florida), ayer.Luis M. AlvarezAP

No habían pasado ni dos horas desde la conversación del pasado 25 de julio entre Donald Trump y el presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, y la oficina de presupuestos de la Casa Blanca ya había ordenado la congelación de la ayuda militar a Ucrania. La directiva, de confirmarse, reventaría toda la defensa del presidente Trump. Demostraría que fue cierto el quid pro quo, la exigencia de contraprestaciones a cambio de mantener el apoyo de Estados Unidos, y que habría salido desde el Gobierno y desembocado en el Pentágono.

Así se deduce al menos de una serie de documentos recopilados por el Centro para la Integridad Pública, cuya existencia ha sido filtrada a partir del pasado viernes. El funcionario que cursó la orden, Michael Duffey, alto cargo en la oficina de Presupuestos, también le habría pedido al Pentágono que no respondiera a su requerimiento. Más grave incluso, Duffey habría argumentado que la orden venía directamente de Donald Trump. Y como ha escrito Paul Waldman, comentarista del «The Washington Post», uno de los periódicos que reveló la noticia, resulta que entre los funcionarios llamados a declarar por los demócratas en el Congreso figuraba el propio Duffey. El funcionario se negó a acudir. Como tantos otros en la Casa Blanca, alegó razones legales que los demócratas rehusaron responder para evitar la dilación del proceso. Pero según el Centro para la Integridad Pública, existen pruebas físicas de su actuación, que habría llegado a poner la orden por escrito, en una serie de correos electrónicos fechados apenas 90 minutos después de que finalizara la llamada entre Trump y Zelensky.

Testigos ante el Senado

Normal, entonces, el interés máximo que los demócratas han demostrado por conseguir que personajes como Duffey sean convocados al estrado de los testigos en el Senado. Su testimonio, y el de otros como él, bloqueados por la Casa Blanca, podría dinamitar el proceso. No cambiar los resultados de la votación, pues resulta casi seguro que los republicanos no cambiarán el sentido del voto, pero sí reubicar un debate que en los últimos tiempos gira mucho más sobre los métodos y las reglas, sobre las razones que asisten el «impeachment» y las que, del otro lado, subrayan su condición de armamento partidista, para orientarlo de nuevo al fondo de la cuestión. Esto es, debatir si el presidente de Estados Unidos usó su oficina para presionar al mandatario de un país extranjero con el objeto de que investigara a un familiar de un rival político del inquilino de la Casa Blanca.

Absolutamente ajeno a todas estas discusiones, el protagonista del escándalo, o sea, Trump, ha vuelto a disparar contra la presidenta del Congreso. «Pelosi», dijo, «nos ofrece el juicio más injusto en la historia del Congreso estadounidense. Y ahora está llorando porque quiere justicia en el Senado mientras rompe todas las reglas para lograrlo». «Perdió el Congreso una vez», añadió, «y ¡lo volverá a hacer!». Por supuesto el presidente de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, volvía de dejar claro ayer que no aceptará las peticiones de los demócratas. «Seguimos en un punto muerto», comentó en la Fox, al tiempo que reiteraba que a su juicio el mejor precedente es el «impeachment» a Bill Clinton. Cómo no, si entonces el Senado no admitió que fuera posible interrogar a ningún testigo. La paradoja es que en aquel 1999 el partido que votó contra los testigos, y que contaba con la mayoría en la Cámara, era el demócrata, mientras los republicanos reclamaban en vano su presencia.