China
Taiwán se aleja de China
La presidenta taiwanesa barre al candidato prochino Tsai Ing-Wen logra una rotunda victoria en las elecciones presidenciales. Espera que Pekín «interprete la señal» de los resultados
Los resultados de ayer en las elecciones presidenciales de Taiwán cumplieron los pronósticos y no dejaron margen para el factor sorpresa. La actual presidenta, Tsai Ing-wen, del soberanista Partido Demócratico Progresista (PDP) revalidó su victoria frente a Han Kuo-yu, del Kuomintang (KMT) y los comicios cumplieron con su papel de referéndum sobre la relación de este territorio con la China continental. Con una participación del 74%, los ciudadanos de la isla dejaron claro con sus votos que prefieren mantenerse alejados de la égida de Pekín.
La jornada arrancó muy temprano y se extendió hasta las 4:00 de la tarde (hora local), momento en el que cerraron los colegios electorales. Desde entonces, los asignados en cada mesa electoral procedían a contar los votos mostrando una a una las papeletas ante todos los que querían presenciar el recuento.
Conforme avanzaba la tarde y se iban conociendo los resultados, los seguidores se concentraban a las puertas de la sede del PDP, donde con pancartas que rezaban «¡Taiwán va a ganar!» celebraban la inminente victoria de su favorita, que finalmente se hizo con 8,1 millones de votos –un 57% del total–, frente a los 5,5 millones de su rival inmediato del KMT, que supusieron el 38%.
Muy por detrás quedó el tercer candidato, James Soong, que contó poco más de 600.000 papeletas. Además, a última hora de ayer el DPP habría obtenido en el Parlamento 61 escaños frente a los 38 del KMT. El resto de formaciones políticas como el Partido Popular de Taiwán, el Nuevo Partido Popular o el Partido de Construcción del Estado de Taiwán no pasaron de los cinco escaños en el legislativo. Todo un triunfo para la actual presidenta, que tras haber visto en los primeros años de su anterior mandato su popularidad por los suelos, ha vuelto más fuerte para quedarse.
El gran revulsivo fue 2019, año en el que la estadista tomó la defensa de los derechos y libertades por bandera y mostró su rotundo rechazo a la fórmula de «un país, dos sistemas» propuesta por Pekín para lograr la ansiada reunificación de este territorio con la China continental.
Esa apuesta le ha servido para ganarse la confianza de muchos taiwaneses –especialmente los jóvenes– que temen que un mayor acercamiento a Pekín desemboque en una situación similar a la que se está viviendo en Hong Kong desde el verano pasado, donde cada semana se suceden violentos enfrentamientos entre antigubernamentales y Policía.
Por eso, en la rueda de prensa posterior a conocer su aplastante victoria Tsai volvió a mostrar su rechazo a la fórmula usada en la ex colonia británica, afirmó que continuarán trabajando por «mantener a nuestro país seguro y defender nuestra soberanía» e instó a China a reconocer que la paz, la paridad, la democracia y el diálogo como el camino hacia un futuro estable.
«Espero que en Pekín entiendan que no aceptaremos amenazas e intimidaciones», agregó frente a sus seguidores . Asimismo, añadió que «con cada elección presidencial, Taiwán está mostrando al mundo cuánto apreciamos nuestro estilo de vida democrático» y se comprometió a mejorar la economía con más infraestructuras y un ambiente más internacional.
La reacción desde Pekín
Los medios chinos se hicieron eco de la noticia con análisis de expertos que urgían a acelerar la reunificación tras el triunfo de Tsai. Y es que su reelección supone un nuevo revés para Pekín a la hora de lograr un acercamiento con un territorio que consideran parte inalienable de China y que, más pronto que tarde, quieren de vuelta bajo su soberanía. Para lograrlo, esos mismos analistas apuntan a fórmulas combinadas con las que, por un lado, lleve a cabo maniobras militares provocadoras o reduzcan el turismo en la isla y, por otro, ofrezcan incentivos económicos.
Sin embargo, si la presidenta cumple con lo que se espera de ella, tratará de aliviar esa dependencia económica de China cortejando a otros países de la zona al tiempo que sigue acercándose a EE UU, con quien mantiene fuertes lazos comerciales. De ser así, solo conseguirá enfurecer aún más a una China dispuesta de una u otra forma a acelerar el proceso de reunificación.
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