Caso Madeleine McCann
“Creo que estoy durmiendo encima del cuerpo de Madeleine”
La propietaria de una de las viviendas en las que vivió Christian Brueckner pide a la Policía que registren la suya porque "hay algo mal con la casa"
Sabine Sellig vive en la localidad alemana de Braunschweig, a 64 kilómetros de donde la policía ha hecho excavaciones en busca de un sótano-ilegal en una de las casas en las que vivió Christian Brueckner, el principal sospechoso del secuestro y asesinato de Madeleine McCann. Y desde que compró la casa algo no va bien, lo siente. Pero ahora que la fiscalía ha señalado a Brueckner, a Sabine le han ido encajando las piezas. La casa en la que vive se la compró al pedófilo alemán de 43 años, encarcelado en Kiel por un delito de tráfico de drogas y que tiene pendiente una condena por abusos sexuales a una turista norteamericana en Portugal dos años antes de la desaparición de Madeleine.
El sospechoso de secuestrar a Maddie vivió en Braunschweig y regentó un kiosko en la ciudad. Después ese marchó y vendió la casa. “Me temo que estoy durmiendo encima del cuerpo de Maddie”, afirma Sabine, la actual propietaria de la vivienda, que reclama a la policía que vaya a visitarla para buscar pistas sobre la desaparición de la niña británica. “Hay algo mal con la casa”, reconoce Sabine.
Cerca de Sabine vive Juergen Krumstroh, que afirma que “creo que la policía debería venir pronto y cavar para encontrar pistas como lo hicieron en Hannover”. Juergen recuerda que solía ver a Brueckner sentado en el jardín y que a veces llevaba a casa a una novia más joven, supuestamente Nakscije Miftari.
Los vecinos sospechan que Madeleine podría estar enterrada en la finca porque Brueckner vivía en una finca con parcela, en la que lo normal es tener un jardín, un huerto o ambas cosas y allí no había nada. en cambio, vieron cómo “estaba construyendo algo dentro del cobertizo porque podía escuchar cómo trabajaba”, dice. “Era un hombre extraño. Nunca tuve mucho contacto con él, aunque alguna vez compartimos una cerveza”, indicó.
La teoría de estos dos vecinos también la comparte Manfred Richter, de 80 años, que sostiene que Brueckner también tenía un sótano secreto: “Cavó en el suelo de la casa. Cavó un gran agujero. Tenía tres metros de profundidad y seis de ancho, quitó las piedras y la tierra con el mano y las tiró delante del cobertizo“. Después, añade, “puso tablas de madera sobre el agujero. Tardó dos meses en terminarlo. Trabajaba desde por la mañana hasta que se hacía de noche”.
Al igual que hizo en Hannover, desapareció de un día para otro, por la noche, sin que nadie supiera nada de él. Después le vendió la casa a Sabine, que ahora reclama a las autoridades que la examinen.
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