Rusia

El primer pulso a Putin tras el caso Navalni

Los rusos votan en las elecciones regionales con el envenenamiento del opositor como telón de fondo. La apatía y la baja participación marcan la jornada electoral

Members of a local electoral commission count ballots at a polling station after polls closed for the municipal elections in Tomsk
Recuento de votos en TomskMAXIM SHEMETOVReuters

Las elecciones regionales de ayer serán el termómetro que mida la popularidad o desgaste del Gobierno ruso tras un verano muy agitado. La postura sobre la crisis en Bielorrusia, la gestión de la pandemia y, sobre todo, el caso Alexei Navalni, han podido ser determinantes en un electorado ruso que se ha mostrado apático acudiendo a votar, con una de las participaciones más bajas en la historia reciente.

En estos comicios regionales los electores rusos votaron, en 41 de las 85 regiones del país a sus gobernadores, asambleas regionales y municipales, además en 11 de ellas se eligieron a los diputados de las asambleas legislativas. Se han considerado, además, un ensayo de cara a las elecciones legislativas que tendrán lugar en septiembre del año que viene. Debido a la pandemia de coronavirus, el Kremlin ha autorizado que estas elecciones se celebren durante tres días, habiendo permanecido abiertos los colegios electorales del viernes hasta el ayer, algo que ha provocado las quejas de los partidos de la oposición que han denunciado que con este sistema de jornadas de votación se ha favorecido el fraude electoral, al igual que denunciaron durante las jornadas de referéndum constitucional de julio. La Comisión Electoral Central negó categóricamente en unas declaraciones vertidas por su presidenta, Ella Pamfilova.

De los 36 partidos que han participado en estas elecciones, había un claro favorito: el oficialista Rusia Unida. Detrás de él en las encuestas, se encontraba el Partido Comunista, liderado por Guennadi Ziuganov, y la formación ultraconservadora LDPR, todavía encabezada por su fundador, el polémico Vladimir Zhirinovski. Este partido ganó las elecciones hace dos años en Khabarovsk, con líder local, Sergei Furgal, que derrotó al candidato oficialista. En julio, el Kremlin destituyó a Furgal por «pérdida de confianza» y comenzó un proceso penal contra él por un asesinato instigado por ese gobernador hace años, lo que provocó unas manifestaciones multitudinarias que se repitieron durante varios días en esa ciudad, reuniendo a más de 600.000 manifestantes.

Ha pasado ya casi un mes desde el supuesto envenenamiento del activista de la oposición, Alexei Navalni. Mientras se recupera en un hospital de Berlín, su última gira por Siberia ha podido ser determinante para los resultados que se publiquen allí durante el día de hoy. El Kremlin sigue dudando del envenenamiento mientras se enfrenta a acusaciones internacionales que le han obligado a abrir una investigación oficial sobre lo ocurrido.

“Voto inteligente”, la estrategia de Navalni

Navalni, que pasó varias semanas en la zona denunciando corruptelas locales y apoyando a candidatos de la oposición, ideó hace años el llamado «voto inteligente», que consiste en pedir el voto para el candidato no oficialista mejor situado en las encuestas. Sus seguidores se han movido por todo el país para apoyar esta iniciativa, que podría dar sus frutos en la ciudad siberiana de Tomsk, última visitada por Navalni, en donde una candidata de su partido, Ksenia Fadeeva, podría alzarse con la victoria.

Habrá que ver los resultados en importantes ciudades como Irkustsk y Arjangelsk, donde el descontento con los gobiernos locales ya no es un secreto desde hace meses, sobre todo por escándalos relacionados con la corrupción y la mala gestión en momentos de crisis, como la ocurrida en Irkustsk durante las inundaciones del verano pasado. Aunque el lugar en donde se la juega Rusia Unida puede ser Novosibirsk, tercera ciudad del país en población, en donde otro candidato de Navalni, Sergei Boyko, podría llevarse la victoria encabezando una candidatura de coalición de formaciones anticomunistas y en contra de la oficialista Rusia Unida.

El partido de Navalni denunció a Sergei Dzhulai, un concejal local apoyado por el Gobierno regional de Novosibirsk, de haber creado un conglomerado de urbanizaciones que se cobraron por adelantado y que no se han terminado. Boyko ha denunciado coacciones a lo largo de la polémica campaña electoral pero presume de lograr haber puesto en apuros a los candidatos del Kremlin, que creían poder lograr una victoria fácil.

El candidato de Navalni ha denunciado también que se han cometido numerosas infracciones, como el veto a sus delegados en algunos colegios electorales y la destrucción de los precintos de las cajas que han custodiado los votos durante los días de votación.

El grupo de observadores electorales Golos ha recopilado un millar de fraudes electorales. «Hay casos de fraude intencionado en la votación. También hay denuncias de voto forzoso y soborno en varias regiones», dijo el codirector del grupo, Grigori Melkoniants. Además les han impedido realizar una labor de supervisión, en algunos casos incluso con amenazas de violencia.