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El Gobierno británico admite que la nueva cepa de coronavirus está descontrolada

“Todo el mundo, en particular quienes viven en regiones designadas nivel 4 deben comportarse como si tuvieran el virus”, alerta el ministro de Sanidad

Imagen de una céntrica calle de Londres
Imagen de una céntrica calle de LondresSteve ParsonsAgencia AP

El ministro de Sanidad, Matt Hancock, reconoció este domingo que la nueva cepa de coronavirus detectada en el país está “fuera de control”, por lo que el Gobierno ha tenido que actuar “rápidamente y con decisión”, en referencia al confinamiento impuesto en Londres y el sureste de Inglaterra. “Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante”, manifestó. “Todo el mundo, en particular quienes viven en regiones designadas Nivel 4 deben comportarse como si tuvieran el virus. Esa es la única forma de poder recuperar el control”, matizó.

Desde este domingo, 16.4 millones de personas de Londres y la gran parte de los distritos del sureste de Inglaterra entran en el nivel de máximas restricciones. Quedan absolutamente prohibidas las celebraciones navideñas. En el resto de Inglaterra, sólo se permitirán reuniones de tres núcleos familiares el 25 de diciembre.

La nueva variante del virus -de la que ya se ha notificado a la Organización Mundial de la Salud- se descubrió en septiembre y se propaga un 70% más rápido. Para noviembre, el 28% de los casos detectados en Londres presentaban ya esta mutación. Ahora, representan más del 60% de los casos.

Los hospitales están cancelando miles de operaciones no urgentes (como cadera y rodillas, entre otras) para liberar camas mientras luchan por hacer frente al aumento de las admisiones por Covid-19. Algunos centros de Londres, Essex y Kent se están viendo ya obligados a desviar incluso ambulancias.

El número de pacientes hospitalizados con coronavirus está en su nivel más alto desde mediados de abril. El pasado viernes, había 18.771 en camas. Algunos hospitales en puntos críticos de virus están tratando hasta tres veces más pacientes con Covid-19 que en el pico de la primera ola de marzo. La capacidad máxima de camas en Inglaterra se alcanzará el 6 de enero si las admisiones por coronavirus continúan al ritmo actual. La llamada “semana negra” comenzará el 1 de enero.

De las 125 unidades de cuidados intensivos (UCI) que hay en Inglaterra, 13 se encontraban ya a más del 90% de ocupación en la semana que finalizó el 13 de diciembre. Según las últimas cifras oficiales, había 2.726 pacientes en los hospitales de Londres con Covid-19 el pasado 18 de diciembre. La última vez que el número de pacientes con coronavirus superó este nivel fue el 27 de marzo, aunque los niveles de pacientes todavía están alrededor de la mitad del pico de 5.201 del 9 de abril.

Hancock señaló que los casos se han “disparado” en los últimos días. “El país se enfrenta a un momento muy difícil de controlar hasta que llegue el desembarco de la vacuna”, advirtió. De momento, 350.000 personas han recibido la vacuna de Pfizer. Según los medios, antes de que finalice el año también se podría aprobar la de Oxford. “Vamos a salir adelante pero nos esperan meses difíciles”, señaló el titular de Sanidad, quien calificó de “absolutamente irresponsable” el éxodo protagonizado en la víspera por miles de personas que decidieron abandonar Londres y el sureste de Inglaterra nada más conocer la declaración de confinamiento.

Escenas caóticas en Londres

Las nuevas medidas por Navidad se anunciaron el sábado a las 16 hora local. Y antes de que entraran en vigor a media noche del domingo, los ciudadanos acudieron en masa a las estaciones de tren para evitar el nuevo confinamiento. En la noche del sábado, se vivieron escenas caóticas en las principales estaciones de Londres, incluidas King’s Cross, St Pancras y Euston, donde las compañías de trenes comenzaron a instar a los pasajeros a retrasar o cancelar sus viajes a medida que los servicios alcanzaban la máxima capacidad de distanciamiento social.

“Los responsables médicos dejaron absolutamente claro que la gente debería deshacer las maletas”, declaró Hancock en referencia a la petición formulada por las autoridades para que la población se quede en su casa en lugar de escapar de las ciudades afectadas, Londres en particular.

La capital británica y el sureste del país obliga a los residentes a quedarse en sus domicilios salvo limitadas excepciones, cierra las instalaciones de ocio y servicios no esenciales, e impone el trabajo desde casa salvo circunstancia inapelable.

Aunque en principio la duración inicial estipulada es de dos semanas, estas restricciones se revisarán el próximo 30 de diciembre, día en que el Gobierno se pronunciará sobre una posible extensión para salvar, en la medida de lo posible, la última semana navideña.

Asimismo, en lo que al resto del país se refiere, el primer ministro Boris Johnson ha reducido significativamente los cinco días navideños en los que tenía previsto flexibilizar las restricciones hasta ahora vigentes, y que ahora se limitará a solo 24 horas.

Críticas de la oposición laborista

El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, acusó a Johnson de condenar a la población “a pagar el precio de su incompetencia” al disponer “en el último momento” medidas restrictivas para contener la covid-19. El jefe del Gobierno “ha cometido error tras error”, afirmó Starmer en rueda de prensa, y acusó, además, al político conservador de “grave incompetencia” porque el alza de los contagios ya se estaba registrando desde hacía tiempo. “Las alarmas venían sonando desde hacía semanas, pero el primer ministro eligió ignorarlas”, señaló. “El país necesita que usted tome decisiones firmes y no promesas vacías”, subrayó el líder del principal partido de la oposición, si bien dejó claro que apoya las nuevas restricciones.

El pasado miércoles, Johnson acusó a Starmer de ser el Grinch que quería robar la Navidad a los británicos. En la sesión semanal de control al Gobierno, el líder de la oposición laborista cuestionó si el primer ministro estaba “cometiendo otro gran error”, al permitir una relajación de las medidas del 23 al 27 de diciembre. “Me gustaría que tuviera el valor de decir lo que realmente quiere hacer, que es cancelar la Navidad”, respondió el líder tory con un tono irónico, casi ofendido incluso. Pero tan sólo tres días más tarde, Johnson se veía obligado a cancelar los planes por navidad debido al preocupante número de casos.